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Una extraordinaria investigación en Benitatxell

Nuevo hito en la cueva del Moraig: exploran otros 450 metros ignotos

Los espeleobuceadores ya superan con mucho los tres kilómetros inspeccionados de este fascinante río subterráneo que desemboca en la Cova dels Arcs

Eliseo Belzunce y Vicente Gil tras «abrir» el primero esos 450 metros ignotos de la Cova del Moraig.

Eliseo Belzunce y Vicente Gil tras «abrir» el primero esos 450 metros ignotos de la Cova del Moraig. / Levante-EMV

Alfons Padilla

Alfons Padilla

El Poble Nou de Benitatxell

Cada metro es un mundo. Se ve en el agua un haz de luz. Anuncia que Eliseo Belzunce, del Grupo de Exploración Moraig (GEM), está llegando a la salida de esta fascinante cueva. Regresa de lo desconocido. Este viernes completó otro hito. Llevó la frontera más lejos, bastante más lejos. De una tirada exploró 450 metros ignotos de este río submarino que desemboca en la Cova dels Arcs, en la cala del Moraig del Poble Nou de Benitatxell. Los espeleobuceadores ya se acercan a los cuatro kilómetros cueva adentro. Están a la altura del núcleo urbano de Benitatxell, pero en las profundidades, en las entrañas de la tierra.

La sonrisa borra la fatiga. Eliseo, tras la proeza de "conquistar" otros 450 metros de galerías desconocidas

La sonrisa borra la fatiga. Eliseo, tras la proeza de "conquistar" otros 450 metros de galerías desconocidas / Levante-EMV

A Eliseo lo esperaban su compañero del GEM Vicente Gil y los policías locales del Poble Nou. Le ayudaron a salir. Cuando se quitó las gafas de bucear y el casco, se le dibujaba en el rostro el cansancio, la tensión de explorar lo desconocido, de descubrir un mundo al que nadie había llegado hasta ahora. Sonrió. Y la sonrisa borró la fatiga. «Abrir» 450 metros de galerías significa avanzar de una tirada una barbaridad.

Los espeleobuceadores en la salida de la gruta del Riu Blanc o del Moraig

Los espeleobuceadores en la salida de la gruta del Riu Blanc o del Moraig / Levante-EMV

Cuando en 2013 el Grupo de Exploración Moraig inició las inmersiones, con el objetivo de realizar una cartografía precisa de la gruta y conocer cómo funciona el acuífero, los pioneros, los primeros espeleobuceadores seducidos por la cueva del Moraig o del Riu Blanc (Bernhard Pack y José María Cortes), se habían adentrado 1.200 metros. Ahora, tras «conquistar» a principios de abril 260 metros y este viernes otros 450, la distancia explorada se aproxima a los cuatro kilómetros. Remontar todo ese trecho de río subterráneo es una proeza.

Estos espelobuceadores están realizando una nueva y minuciosa topografía de la cueva. La que se sigue utilizando es la que trazó Bernhard Pack, quien perdió la vida en una inmersión en 1992. La tecnología ha evolucionado muchísimo. Eliseo y sus compañeros plasman cada recoveco de la misteriosa gruta kárstica.

El haz de luz que, en las aguas esmeralda de la entrada a la cueva, anticipa que Eliseo está a punto de emerger

El haz de luz que, en las aguas esmeralda de la entrada a la cueva, anticipa que Eliseo está a punto de emerger / Levante-EMV

Una extraordinaria exploración científica

Las inmersiones suelen durar entre cuatro y cuatro horas y media. Para llegar hasta los tres kilómetros explorados emplean dos horas. A partir de ahí, cada metro es un universo desconocido. Verlos sumergirse equipados con tantísimo material (llevan los equipos duplicados e incluso triplicados) da idea de la complejidad de la exploración. Desaparecen agarrados a los propulsores que les hacen avanzar más rápido por los pasadizos sumergidos que ya conocen. Luego, al llegar a las galerías ignotas, avanzan poco a poco, guardando en la retina ese nuevo mundo y recogiendo en los dispositivos todos los datos científicos de esta extraordinaria exploración.

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