Vinos de tú a tú: los robinsones del vino maravillan en el riurau de Jesús Pobre
Los vinos insulares de Ibiza, Lanzarote, Mallorca, Santorini o Nueva Zelanda son el no va más de la singularidad: "El esfuerzo que hacen estos viticultores es heroico"
Conectan muy bien con los viñedos de los bancales de "pedra seca" y los vinos de la Marina Alta

Héctor Carrió, del "celler" de Tossut, en Pedreguer, sirve una copa de su vino / A. P. F.

Los robinsones del vino. La viticultura en las islas es "esforzada y "heroica". La insularidad es el no va más de la singularidad. Estos vinos de Ibiza, Lanzarote, Mallorca, Santorini e incluso de Nueva Zelanda expresan el "terroir" perfecto. Los bodegueros tienen que apañarse con lo que tienen. Y lo que tienen es un tesoro. Pero un tesoro que hay que labrar con mucho tesón y un punto de obcecación. Auténticos robinsones.
"La gente del sector primario de las islas hace un gran esfuerzo para elaborar estos vinos. La insularidad refuerza la singularidad", afirma Mara Bañó, presidenta de la Associació de vins singulars i de poble de la Marina Alta y enóloga de la bodega Les Freses. Mara es incondicional de los vinos con alma. Y este año esta muestra internacional de vinos (surgió hace siete años para dar cancha a las pequeñas bodegas y reivindicar los vinos personalísimos y "de poble") ha ido al meollo del alma: las islas.

El vino de Lanzarote / A. P. F.
La Marina Alta, al dar mar (es como una quilla que se mete en el Mediterráneo) y por su histórico aislamiento (el Mascarat, por el sur, es una abrupta barrera natural), tiene algo (o mucho) de isla. La agricultura aquí, en estos balcales ganados a la montaña con muros de "pedra seca", también es heroica.
Esta muestra es singular en todo. Elegir el riurau de Jesús Pobre significa enlazar la historia, el pasado del esplendor de la pasa de la Marina Alta al mundo, con el vino de hoy, el que elaboran con muchísimo criterio los productores de la comarca. Hasta no hace tanto el vino "de poble" tenía fama de cabezón. Hoy ya se ha sacudido ese prejuicio. Los bodegueros avanzan hacía los vinos naturales y ecológicos. Son equilibrados, personalísimos, buenísimos e incluso sorprendentes y arriesgados.
Todas las bodegas que se embarcan en esta muestra participan de esa filosofía.

Singulares, de "poble" e insulares: la gran fiesta del vino en el riurau de Jesús Pobre (imágenes) / A. P. F.
El riurau fue el domingo una fiesta. Tras un día de sofoco, el sol declinó con la pereza propia de los atardeceres de la primavera. Empezó a correr la brisa. Y los aficionados al vino se fueron derechos a esta muestra de Jesús Pobre. Estos vinos refrescan. Tienen matices florales y frutales. Son sugerentes. Divertidos. Se apartan de la vehemencia y la retórica de los vinos mesetarios.

El riurau de Jesús Pobre es el lugar ideal para vivir la camaredería del buen vino "singular i de poble" / A. P. F.
El tú a tú del vino
La camaradería del vino es gozosa. El primer sorbo desata la lengua. Productores y asistentes hablan de tú a tú. El "tête à tête" del vino despierta la curiosidad por saber más y más de estas historias esforzadas y auténticas de bodegueros a los que les importa un bledo la mercadotecnia y los grandes circuitos del vino. Todos ellos tienen algo de robinsones. Singulares, "de poble" y este año también insulares: vinos honestos.
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