Saturación turística
Las calas de Xàbia, directas al colapso: queda desierto el contrato de control del acceso
La Granadella y la Barraca ya sufren los fines de semana gran presión de coches y se dan situaciones de bloqueo de la carretera

La barrera de la Granadella está lista, al igual que la de la Barraca, pero no hay nadie que la baje. / A. P. F.

Las barreras están, pero no hay quien las baje. Las calas de Xàbia, la Granadella y la Barraca (el Portitxol), van de cabeza al colapso de coches. Ya, de hecho, los fines de semana se ha dado saturación y se ha echado en falta que se controlara el acceso y que, cuando no hay plazas libres para aparcar, se echara el cerrojo (la barrera). Y el caos va a ir a más. Es un hecho.
Este lunes se abrieron los sobres de las empresas que optaban al contrato del control del acceso a las dos calas citadas. El gobierno local (PP, CpJ y Vox) ya había iniciado la licitación muy tarde. Publicó el anuncio el 12 de mayo, con la campaña turística tocando a la puerta. El procedimiento es ordinario. La adjudicación no es, ni mucho menos, de un día para otro. Hay que superar trámites y más trámites.
Además, al abrir los sobres, ¡sorpresa! No se ha presentado ninguna empresa. Vectalia, la firma que había controlado el acceso de los coches a las calas en los últimos veranos, tampoco ha realizado oferta. Ninguna mercantil ha visto negocio. Quizá están avisadas de que algunos turistas se ponen hechos un basilisco al darse de bruces con la barrera. El contrato ha quedado desierto. El expediente se ha archivado.

Llenazo y colapso en la Granadella de Xàbia (imágenes) / A. P. F.
Y esto es una pésima noticia. Se abre la veda (la barrera) al caos en las calas. Se vuelve a aquellos veranos en los que los coches invadían totalmente los estrechos accesos a la Granadella y a la Barraca y se daban situaciones de muchísimo riesgo. Las ambulancias y los camiones de bomberos pasaban a duras penas, por los pelos o, directamente, se topaban con un tapón de coches.
Anticipo del caos
Ya en los últimos fines de semana estos accesos han estado en un tris de quedar bloqueados. En la Granadella, en el vial del Pic Tort (el zigzag por el que se sale de la cala), había coches aparcados en los dos extremos del vial. En uno, sí se puede aparcar. Pero, en el otro, está prohibido. Los vehículos pasaban justito. Los bañistas bajaban cargados de neveras, sombrillas y hamacas. Se tenían que meter entre los huecos de los coches para que los vehículos que subían pudieran pasar. Es un anticipo del caos que está por venir.
Quizá la «tasa antimasificación» de 9 euros al día (para aparcar en estas calas hay que pagar sí o sí) alivie un tanto el colapso. Ese contrato sí tiene «pretendientes».
Las barreras están. Puede que le toque ir a la policía local a bajarlas. Otro frente para los agentes.
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