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Cocina y esencia de les Rotes de Dénia: el hotel de 1951 que es familia y sosiego

La familia Martí Roig apostó por el concepto de los hoteles con historia y encanto antes de que se pusiera de moda con los ahora llamados "hoteles boutique"

"Casa Meua", el gran ciclo que homenajea a las familias de la gastronomía de la Marina Alta, llega este jueves a uno de los lugares más cautivadores de Dénia

La familia Martí Roig en el jardín del hotel Les Rotes de Dénia

La familia Martí Roig en el jardín del hotel Les Rotes de Dénia / A. P. F.

Alfons Padilla

Alfons Padilla

Dénia

Este hotel es esencia de les Rotes de Dénia. La familia Martí Roig lo adquirió en 2003 y lo primero que hizo fue darle luz. El hotel Les Rotes, construido en 1951 y de preciosa arquitectura, fue primero "parador" y luego, cuando Manuel Fraga, ministro de Información y Turismo en el tardofranquismo, decidió que todos los paradores debían ser estatales, este alojamiento mutó a "paradero". El hotel lo edificó la familia Doménech de Ondara. Tenía 16 habitaciones y "campo de tenis". Luego pasó por varios propietarios. Perdió brillo. Cuando Pepe Martí vio la oportunidad de comprarlo, se lanzó de cabeza. "Estaba enamorado de les Rotes", confiesa. Y tal fue ese hechizo por esta costa tan cautivadora de Dénia que luego la familia también compró y restauró los hoteles del Palau Verd, un bello palacete de 1834, y l'Hotelet de la Raconà, una casa señorial de 1912.

Pero la primera impresión al entrar en 2003 al hotel Les Rotes era un pelín lúgubre. En la recepción, había una armadura medieval de cuerpo entero. Los arcos que dan a la terraza y ahora a la impresionante piscina estaban prácticamente cegados. El edificio pedía a gritos una reforma.

El precioso hotel Les Rotes de Dénia. La paleta cromática es acertadísima: paredes ocres, esquinazos y dinteles blancos y carpintería exterior verde

El precioso hotel Les Rotes de Dénia. La paleta cromática es acertadísima: paredes ocres, esquinazos y dinteles blancos y carpintería exterior verde / A. P. F.

Pepe Martí sabía de sobra cómo funcionaba este negocio de los hoteles. Es de Gandia. Llegó en 1980 a Dénia. Trabajó primero en la agencia Viajes Artemis. En 1983, alquiló el hotel urbano Costa Blanca. Dos años después lo compró. Este hotel le ha dado muchísima vida a Dénia. Su ubicación es estratégica. Está en plena ciudad, a un paso de todo. Pepe Martí e Inés Roig, su esposa (el grupo hotelero se llama MR Hotels, las iniciales de los dos apellidos), recuerdan junto a sus hijos, Pepe y Carmen, la segunda generación de este negocio de hostelería y turismo, que hacían vida en el hotel, que los niños acababan los deberes sentados en la recepción o que llevaban a la escuela (su madre, maestra, daba clase en el colegio) sándwiches del bufé. Los cumpleaños también los celebraban en el hotel y, claro, sus amigos acudían entusiasmados. Eso sí, la familia siempre tuvo claro que no debía vivir en el hotel, sino tener una casa en la que desconectar y poner distancia respecto a un negocio tan absorbente.

La placa de hierro original del "Parador de les Rotes", inaugurado en 1951

La placa de hierro original del "Parador de les Rotes", inaugurado en 1951 / A. P. F.

Pepe padre asegura que no le dio ningún vértigo atreverse con un concepto tan distinto al del hotel urbano cuando decidió comprar, restaurar y abrir el hotel les Rotes, hoy de 33 habitaciones. La reforma fue integral, pero tremendamente respetuosa con la arquitectura primigenia del "hotel parador". Lo primero, que entrara la luz. Los obreros derribaron las tapias que cegaban los arcos. Además, una arcada de hierro, transición perfecta con el frondoso jardín, daba también muchísima luminosidad al comedor. El hotel pasó de tener una estrella a lucir cuatro. Esto da idea de lo profunda que fue la restauración (se utilizaron materiales naturales como el barro, la piedra, la tosca y la madera) y del impulso que la familia Martí Roig dio a este bellísimo e histórico alojamiento. Además, aprovechó el terreno de la pista de tenis para crear un jardín con fuentes. La vegetación y el rumor del agua todavía acentúan más el sosiego que se respira en este lugar.

Es traspasar el umbral y entrar en otro mundo. Les Rotes es especial. Ha esquivado el turismo de masas. Por suerte o quizás por el hecho de que la playa es de roca y no de arena, no se llegaron a construir en los años 70 y 80 más que un par de torres de apartamentos. Las casas de veraneo, de traza señorial, conferían singularidad a esta costa de Dénia que linda con el parque natural del Montgó y que está salpicada de calitas de nombres tan sugerentes y peculiares como cala del Gosset (emerge una piedra con forma de perrito), el Trampolí, la Punta Negra (a metros del hotel les Rotes), les Arenetes o l'Aigua Dolç.

El antiguo hotel paredero de les Rotes

El antiguo hotel paredero de les Rotes / Levante-EMV

La restauración del hotel les Rotes fue tan atinada (pintar el exterior de ocre evoca el paisaje antiguo de les Rotes, de bancales de viñas y tierra roja) que todavía hoy, más de dos décadas después, el edificio parece recién pintado y reformado y refleja una estética tan arraigada en esta costa que nunca pasará de moda.

Clientes fieles

Los clientes son en verano mayoriamente españoles. En invierno, son los turistas extranjeros quienes quieren disfrutar de la paz absoluta y de las agradables temperaturas. Este diario conversa con Inés, Carmen y los dos Pepes, padre e hijo, un 23 de octubre, en la terraza, y, de repente, se escucha un "chof". Un cliente alemán se ha lanzado de cabeza a la espectacular piscina. El día es espléndido. Y este hotel es un remanso. Además, la vegetación del jardín obra el prodigio de que no se vea ninguna otra construcción. El horizonte es verde y intensamente azul. Se divisa el mar del tramo costero de la Punta Negra.

Esta familia sabe que este hotel, al igual que el Palau Verd, l'Hotelet de la Raconá e incluso el Costa Blanca, encierra algo especial. Los clientes no acuden a un lugar impersonal, sino a alojamientos de esencia familiar y de marcada hospitalidad. "Quienes se hospedan en el hotel de les Rotes suelen hacer vida aquí durante todas sus vacaciones. Son clientes muy fieles. Tenemos uno que durante su estancia recibe cada día a comer y a cenar a familiares y amigos. Es importante, por tanto, que tengamos mucha variedad en la carta y que apostemos por platos naturales, mediterráneos y muy de Dénia", explica Carmen, que destaca también que la cocina es de productos de temporada.

Un banderín de promoción turística de 1954 del Parador Hotel de les Rotes

Un banderín de promoción turística de 1954 del Parador Hotel de les Rotes / A. P. F.

Y esa cocina y la esencia de este hotel y de les Rotes brillarán este jueves 30 de octubre en la cena del ciclo "Casa Meua" de Els Magazinos de Dénia y cervezas Turia. El ciclo es un homenaje a las familias de la hostelería de la Marina Alta. La familia Martí Roig, trabajadora y defensora del turismo del sosiego y la hospitalidad, ya se merecía formar parte de la gran y sabrosísima historia que está escribiendo "Casa Meua". La cena comenzará con la bienvenida en el jardín y los "aperitius de la terreta" y "les coques de la Marina". Ya en el comedor, se servirán una crema de gamba y galera con langostinos y calamar crujiente y la presa ibérica de otoño. El postre de calabaza, chocolate y canela también es plenamente de temporada y se inspira en los dulces típicos de esta época del año.

La fideuà y el guiño al origen gandiense de Pepe Martí

Por cierto, una de las especialidades culinarias del hotel les Rotes es, además de los arroces y el pescado (imprescindibles en Dénia), la fideuà, una receta que remite al origen gandiense de Pepe Martí.

La primera boda que se celebró en el Paradero Hotel de les Rotes

La primera boda que se celebró en el Paradero Hotel de les Rotes / Levante-EMV

Este hotel también se ha convertido en un espacio de felicidad y de eventos. Ya está fijada la celebración de unas bodas de oro de una pareja que contrajo aquí matrimonio. Y hay familias que repiten con las bodas, bautizos y comuniones. El hotel les Rotes es desde hace unos años un acogedor refugio navideño. Inés se encarga de la decoración. Es un lugar que hay que visitar en estas fechas. El hotel refulge en Navidad. Incluso organiza una cena de Nochebuena. Hay familias que no tienen espacios grandes para reunirse todos y deciden celebrar esa noche tan hogareña y feliz en este hotel que es pura hospitalidad. "Las celebraciones de Navidad y de Nochevieja y Año Nuevo son aquí muy especiales. El ambiente es muy familiar y alegre", destaca Carmen. Y quizás es entonces, en la íntima Navidad, cuando más se trasluce que este hotel es distinto a todos y que lo es por ese toque de amabilidad y trato cercano y cariñoso que ha sabido imprimirle la familia Martí Roig.

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