Los recuerdos de la experiencia de pequeños y medianos empresarios en Marruecos son claros: «Amenazas de muerte a mi padre, a mi persona y a mi familia en Valencia». «Hay que tener mucho cuidado con los papeles que se firman». «En Marruecos hay una hostilidad enorme contra los intereses españoles». No se trata únicamente de casos esporádicos puesto que, desde hace un año, ya existe la Asociación de Afectados por la Extorsión en Marruecos (AAEM). Francisco de Arratia, su presidente, asegura que debido a las extorsiones sufridas, las pérdidas de los empresarios españoles que iniciaron un negocio en el país magrebí ascienden a 200 millones de euros, una cifra que se reparte entre los cerca de medio centenar de casos de los que tienen constancia en la asociación.

Uno de ellos es el del valenciano R. A., que prefiere mantener su nombre en el anonimato porque su empresa todavía tiene intereses en Marruecos. «Yo denuncié a una persona que me había amenazado de muerte y me tuve que ir del país porque venía a por mí», confiesa. En marzo de 2010, R. A. puso en marcha junto a su padre una empresa dedicada al sector de la construcción, en concreto a la excavación y movimientos de tierra. Explica que los problemas comenzaron muy pronto y que dos proyectos que inició tuvo que abandonarlos por la descoordinación y la irresponsabilidad de los trabajadores, quienes, sostiene, llegaron a robar herramientas y materiales. Los contratiempos continuaron, ya que al intentar vender la maquinaria que había trasladado al otro lado del Estrecho no se respetaron los acuerdos pactados, tanto con el comprador como con el mediador. «Todo esto sucedió bajo amenazas de muerte a mi padre, a mi persona y a mi familia en Valencia», añade el empresario. Por eso tuvo que salir del país sin poder llevarse con él sus pertenencias. Para ir a Marruecos a recuperarlas decidió contratar a otra persona, a quien ahora estudia demandar por estafa puesto que, por el momento, únicamente ha recuperado su coche.

El empresario valenciano hace balance de su situación actual: «En total habré perdido unos 400.000 euros. He vuelto y me he quedado sin el chalé y una plaza de garaje, y ahora veremos si pierdo también el piso». Aunque lo que más preocupa a R. A. son las consecuencias físicas que arrastra desde que volvió de Marruecos: «Mi padre sufrió un doble amago de infarto allí, y ahora tanto él como yo estamos bajo tratamiento médico».

Empresas valencianas en el país magrebí

La experiencia de R. A. no es la única aventura valenciana de negocios que se transformó en pesadilla en el país norteafricano. Otro empresario de la provincia de Valencia que tuvo que atravesar por una vivencia similar.

El presidente de la AAEM, Francisco de Arratia, señala que las malas experiencias empresariales en Marruecos podrían estar más generalizadas de lo que parece: «Quizá hay personas queno se han unido a nosotros porque ya están cansadas de todo lo que han vivido o porque no nos conocen».

La asociación nació hace un año para, unidos, hacer más fuerza sobre la administración española, que ellos consideran que los tiene marginados. «Estamos sorprendidos por cómo se ha puesto todo patas arriba con Argentina y Bolivia. Dicen que quieren defender los intereses españoles en el extranjero, pero por nosotros no mueven ficha». Ya establecieron contacto con el anterior Gobierno, pero De Arratia explica que desde la oficina de Exteriores de Trinidad Jiménez solo les dijeron que eran «casos aislados». Con la llegada del nuevo gabinete han intentado ponerse en contacto con diferentes ministros, pero tan solo han recibido respuesta del de Industria y Comercio, en la que se limitaban a asegurar que «en un par de meses» se solucionarían sus asuntos. «¿Solucionar qué? €se pregunta De Arratia€, si no saben dónde estamos. No tienen ni idea de nada».

Lo mismo sucede con la embajada española en Marruecos. Según confiesa el presidente de la asociación, el embajador español nunca les ha recibido: «Las autoridades marroquíes tampoco solucionan nada, pero al menos te atienden». Tanto Francisco de Arriata como R. A. se lamentan de la realidad jurídica marroquí, porque aseguran que allí hay «mucho» trabajo, pero que es «imposible» controlarlo.

Ante la pasividad del Gobierno, algunos empresarios, arruinados tras su experiencia marroquí, han llevado a cabo otro tipo de medidas. Es el caso del sevillano Rodrigo Rodríguez que inició una huelga de hambre a finales del año pasado debido a los cuatro millones que le adeudaban. «Tuvo que ponerle fin porque nadie le hacía caso y ya estaba en una situación crítica», concluye De Arriata.

Movimiento comercial intenso

El movimiento comercial entre la Comunitat Valenciana y Marruecos representa un porcentaje muy importante dentro del conjunto de España. Según datos de las Cámaras de Comercio, en el pasado ejercicio de 2011 hubo 256 empresas valencianas que exportaron productos a Marruecos. La cifra representa el 18,9 % del total español, que asciende a 1.359 compañías. Las firmas valencianas realizaron 40.874 (el 11,8 % de la cifra estatal) operaciones de exportación por valor de más de 397 millones de euros (el 9,7 %). Las empresas valencianas que exportan a Marruecos se mueven en todos los sectores. Desde las que se centran en productos textiles, químicos o plásticos hasta las jugueteras. No obstante, las más numerosas son las que se dedican a productos cerámicos.