Aunque la alianza entre grandes navieras garantizará estabilidad en el tráfico de mercancías del puerto de Valencia en la actualidad consigue 4,4 millones de contenedores anuales la crisis económica sorprendió de lleno el proyecto de macroampliación norte del recinto del Grao, con lo que la construcción de nuevos muelles ha quedado ralentizado a la espera de una recuperación del comercio mundial y, sobre todo, del plan de financiación para concluir esta infraestructura. En el aire se mantiene la zona de actividades logísticas (ZAL) colindante al recinto del Grao y urbanizada desde hace una década, aunque totalmente vacía de empresas. También la reserva de suelo adquirida en Parc Sagunt por la Autoridad Portuaria de Valencia (APV) sigue sin uso comercial alguno.

La APV negocia con operadores privados, grandes navieras y fondos de inversión que puedan explotar los nuevos muelles para el transporte marítimo desde que diseñó su plan estratégico 2020. Para ese año espera rozar un tráfico de 6 millones de contenedores anuales. La ampliación norte, según sus previsiones, generaría más de 18.000 empleos entre directos, indirectos e inducidos, aumentaría la actual contribución del puerto al valor añadido bruto de la Comunidad Valenciana en un 1,19 % y aportará importantes ventajas competitivas para el tejido empresarial valenciano y español,según constata un estudio realizado por el Instituto de Economía Internacional de la Universitat de València.

Además, la APV tiene pendiente de ejecutar las nuevas conexiones ferroviarias y accesos al Corredor Mediterráneo. En medio de no poca inquietud empresarial y de la indiferencia de la Generalitat, las próximas conexiones para trenes de carga con doble ancho que ya ha conseguido financiar el puerto de Barcelona el Gobierno central, a través de Adif, pagará la mitad de los 100 millones de euros que costarán las obras servirán para impulsar su comercio exterior con Europa.

Por su parte, el Ministerio de Fomento bloquea la financiación para mejorar las conexiones ferroviarias del puerto de Valencia y, además, mantiene paralizado la construcción del acceso norte por carretera debido a su elevado coste.

El Gobierno central ya ha renunciado a apoyar económicamente dicho acceso norte terrestre que reclaman sectores empresariales como el azulejero por su elevado coste. En estos tiempos de vacas flacas resulta insostenible una infraestructura valorada en 800 millones de euros que tenía previsto atravesar el barrio del Cabanyal.