Cuando dos personas se alejan, primero resulta más difícil escuchar las consonantes, más tarde las vocales se pierden y finalmente el sonido desaparece por completo. Por ello, para oír con claridad cualquier palabra es necesaria la proximidad, salvo que haya un sistema Relisten entre ambas. La empresa NeoDuction ha dado ese nombre a una tecnología propia capaz de mejorar la calidad de cualquier reproductor que emita sonido, desde un altavoz casero, la discoteca Barraca o el Hemisfèric de Valencia, los dos últimos clientes de la firma.

«La vida no se puede entender sin el sonido», afirma José Ortega, director de NeoDuction. No obstante, Ortega considera que la industria se ha dedicado más a los contenidos audiovisuales: «creen que con la imagen se puede vender más que con un buen sonido, y es un error». Allí donde haya sonido se puede implantar el sistema informático Relisten, que consigue un resultado sonoro profesional con pocos medios económicos. Su tecnología tiene adaptaciones para cines, emisoras de radio, megafonía para aeropuertos y discotecas, entre otros.

El técnico Fernando Brunet explica que el sonido es una energía que se desplaza en el tiempo y el espacio. Algunos procesadores eliminan «pequeños» sonidos durante ese desplazamiento, «pero nosotros hacemos lo contrario, cuanta más información, más atrayente al oído». De esta forma, los algoritmos de Relisten reconocen toda la energía emitida y la potencian. Así, al grabar una ópera o un concierto de música rock de forma personalizada, según el criterio de los especialistas de NeoDuction, se registra con mucha menos distorsión y con una calidad superior. Ortega afirma que no significa que las grabadoras o los altavoces estándar sean «malos». «La música antigua se grabó toda en analógico, y es una gloria. La gente disfruta con la música, pero el día que la escuche con el sistema Relisten lo necesitará para siempre», sentencia.

Al director de NeoDuction le gusta contar que la empresa nace como tal en el año 2006, pero que su «alma» está en su presidente Manuel Benedito, profesional del sonido que «como todos los emprendedores, le faltaba financiación». En pocos años, la empresa alcanza mayor envergadura con diversas líneas de investigación para mejorar la percepción del sonido, como el proyecto Avanza financiado por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo. Junto con la empresa audiovisual Kronomav, también valenciana, han desarrollado un plan para hacer producciones audiovisuales de forma robotizada. Las máquinas de Kronomav trabajan junto con el tratamiento del sonido de NeoDuction para que los espectáculos tengan una vivencia real sobre el espectador y una «inmersión sensorial» de gran emoción. Además, una novedad curiosa del experimento es la capacidad de eliminar ruidos de las grabaciones, por ejemplo los gritos o estornudos del público, mejorando incluso la experiencia en directo.

La empresa cuenta con una plantilla de tres profesionales, además de trabajadores externos según las necesidades del proyecto. Actualmente, NeoDuction trabaja con la multinacional Motorola en aplicaciones para móvil que mejoren la inteligibilidad de las llamadas. «A lo mejor se regala el primer programa y se cobra el segundo», adelanta el director de la empresa valenciana. A nivel teórico, su tecnología se ha aplicado a las personas con pérdida auditiva, ya que según Brunet la gente pierde esos «sonidos pequeños» que dificultan la inteligibilidad de la voz.