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La tierra, la herencia de José Lladró

El cofundador de Lladró, fallecido en junio, tenía fincas rústicas e inmuebles hoy en manos de su viuda, sus dos hijas y sus cinco nietos

La agricultura es historia y es civilización, aunque ahora no parezca muy sexy. Los hermanos Lladró, de vocación ceramista pero con el campo en los genes por parte paterna, lo tuvieron claro cuando a partir de la década de 1980 decidieron diversificar los excedentes del negocio de la porcelana. Sus estatuillas se vendían solas cual artículos de primera necesidad. Para dejar de ser una familia monoproducto, entraron en el negocio agroalimentario, con plantaciones de cítricos en la Comunitat Valenciana y fincas en La Mancha. El patrimonio agrario de los Lladró llegó a ser de los más grandes de España a través de sus inversiones en tierras de cereales y hortofrutícolas. Dicen que les superaba la duquesa de Alba y pocas familias más.

Las voluntades de Juan, José y Vicente Lladró aún eran coincidentes entonces y juntos participaban en Deygesa, su sociedad para la agricultura. Todo se complicaría después entre ellos hasta el infinito. Se rompió el apellido, la familia, la porcelana y la tierra, esa que servía tanto para producir cítricos como para generar suelo edificable.

La historia es conocida. Juan, que había vendido su tercio de Deygesa, se quedó en 2007 el 70% del negocio de la porcelana por sorteo y sus hermanos, el 30%, a partes iguales. José y Vicente se hicieron cargo del área agrícola e inmobiliaria. El reparto de las propiedades llegó después también a la segunda generación de la familia, que heredó parte de los bienes que en vida les cedieron sus tres progenitores, incluido lo que quedaba de Lladró, que ya era un imperio venido a menos. La fractura entre las distintas ramas del clan culminó en enero de 2017, cuando vendieron la empresa de porcelana al fondo de inversión PHI Industrial a instancias de Juan, que fallecería después ese mismo año, y en contra de la voluntad de sus hermanos.

Los negocios agrícolas e inmobiliarios fueron más longevos que la cerámica, a pesar de que, como casi todos, acusaron el estallido de la burbuja. Hoy sobreviven y buena parte de ellos siguen apellidándose Lladró, sobre todo debido a los herederos de José Lladró Dolz, cofundador del grupo fallecido el pasado 17 de junio a los 91 años.

Al mediano de los hermanos le despidieron su viuda Carmen Castelló Martínez, dos de sus tres hijas (Mamen y María José Lladró Castelló) y cinco nietos: Alfonso Lladró Moreno (hijo de la fallecida Rosa María Lladró y del político del Partido Popular Rubén Moreno), Claudia y Silvia Batet Lladró (hijas de Mamen Lladró y de José María Batet) y Alejandro y Cintia.

Los herederos de José Lladró Dolz mantienen la propiedad de Deygesa Agraria, cuya sede social está ubicada en El Puig, localidad donde el fallecido tiene su finca familiar y donde pasaba la mayor parte de su tiempo en los últimos años. A pesar del bajo perfil público que mantienen tanto ellos como sus empresas, las cuentas individuales depositadas en el registro mercantil relatan que Deygesa Agraria dispone de unos activos superiores a 18 millones de euros en el ejercicio 2018, cerrado en julio. Con unos ingresos de 199.153 euros y unas pérdidas de 251.880 euros, en el último año su actividad ha estado centrada en el arrendamiento de inmuebles rústicos, según consta en la memoria. Deygesa Agraria, a su vez, es la propietaria de otras dos empresas del grupo, Jomclasi y Trende Integral 3000, también radicadas en El Puig y en este caso dedicadas a diversas actividades inmobiliarias, según la memoria.

La administración de Deygesa está en manos del consejo de la compañía, en el que está el que fuera el hombre de confianza de José Lladró y su familia, Vicente Suria Valls. Desde el pasado 28 de junio le acompaña en el órgano de gobierno como consejera y vicepresidenta Silvia Batet Lladró. La nieta del cofundador de Lladró, representante de la tercera generación de la familia y bailarina, ha relevado en este mismo puesto a su hermana, Claudia Batet Lladró, que deja las tareas de gestión en Deygesa Agraria aunque mantiene su participación en el capital, según explican fuentes de Deygesa, que califican el cambio de «normal» tras la adjudicación de la herencia de José Lladró. La vicepresidenta saliente, la citada Claudia Batet Lladró, trabaja desde septiembre de 2018 en el área de trade marketing de Laboratorios Babé, según su perfil de Linkedin. Antes estuvo en L'Oreal y fundó la empresa de regalos Gift Office. También figura como administrador mancomunado en Deygesa Agraria Alfonso Lladró Moreno, primo hermano de Silvia y Claudia Batet Lladró, desde el 28 de junio.

Bonos de Fiat

Los negocios de los descendientes de Lladró Dolz no terminan ahí, porque la tierra da de sí lo que da de sí y el dinero se puede maximizar en otros destinos. Su viuda, Carmen Castelló, y sus hijas poseen la sociedad de inversión colectiva sicav West River, administrada por Credit Suisse, según se desprende de la información depositada en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a 30 de enero de 2019. A esa fecha, su patrimonio está por encima de los 4,3 millones de euros, con una rentabilidad acumulada del 3,17 % en lo que va de año (las letras del Tesoro a un año en este mismo periodo pierden un 0,06%). Los réditos no siempre han sido así de buenos. En 2018, la sicav de los Lladró se dejaba un 4,02%. Constituida en 1996, tiene el 68% de sus inversiones en renta fija y el 6% en renta variable. El resto, en activos del mercado monetario. Posee títulos de deuda, tanto corporativa como financiera, y la cartera incluye bonos de la empresa automovilística Fiat Chrysler, entre otros, según la documentación de la CNMV.

Contar con estos bienes no impide que los descendientes del mediano de los Lladró tengan sus propias carreras profesionales independientes y que en algunos puntos de su vida hayan estado vinculados al negocio de la porcelana. Una de las más activas en esta línea es María José Lladró Castelló. Formada en París, es propietaria y gerente de la empresa Eventos Galilea, dedicada a la restauración. Gestiona Myrtus, un salón de eventos en Puzol obra del arquitecto Ramón Esteve. Exconsejera de Lladró y de la joyería Carrera Carrera (que estuvo participada por la familia), también está presente en el negocio de la promoción a través de Inmuebles Altia. En el pasado fue propietaria de la boutique La Aguja Francesa situada en Valencia.

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