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Análisis

La banca se hunde en bolsa

La banca no levanta cabeza en bolsa. Solo Bankinter se salva. El resto de entidades acumula pérdidas de dos dígitos. Los bajos tipos y la menor rentabilidad están detrás del desapego de los inversores

La banca se hunde en bolsa

No hay paz para los bancos. En el ojo del huracán durante la crisis por el elevado coste que tuvo para los contribuyentes la reestructuración del sector, las entidades financieras viven tiempos convulsos en Bolsa, fiel reflejo de las tensiones que siguen dominando a estas empresas y que son una muestra indudable de que los cambios no han finalizado y de que, muy probablemente, no tardaremos en volver a ver fusiones. Los datos son demoledores. Desde mayo de 2013 -fecha en que empezaron a cotizar las acciones de Bankia tras el canje de preferentes y, por tanto, en que terminó su proceso de reestructuración- y hasta el pasado 9 de octubre, los bancos españoles han perdido entre el 15 % y el 60 % de su valor bursátil. Solo Bankinter, que ha crecido un 102 %, se salva de la quema. Ya en terreno negativo, el menos perjudicado es CaixaBank, con un 15,51 % de caída. Los demás superan el 30 % -Bankia (31), Santander (33), BBVA (37)- menos el Sabadell, que se quedaba en el 28,5 %.

En diversas intervenciones públicas, el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ha precisado que la capitalización de los bancos europeos se ha reducido en dos tercios desde la crisis, hasta el punto de que «cotizamos al nivel más bajo de los últimos treinta años», a diferencia de lo que sucede con los de Estados Unidos, que cotizan cerca de dos veces por encima de los mínimos de 2009. Dicho de otra forma, «los bancos europeos cotizan a un 50 % de su valor en libros y los americanos, un 17 % por encima». En su opinión, esta diferencia se debe a dos factores -regulación y tipos de interés- a los que en el caso español hay que sumar el desapalancamiento de los agentes privados. Los tres están reduciendo la rentabilidad de los bancos.

El experto en el sector financiero y director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), Joaquín Maudos, coincide básicamente con el diagnóstico de Goirigolzarri. Explica que cotizar por debajo del valor en libros implica que el inversor considera que «vales menos de lo que dices que vales contablemente». Y eso se debe a que «la rentabilidad del banco es inferior al coste de captar capital». Si la entidad trata de colocar una emisión de híbridos para lograr financiación, «el inversor pide mucho porque ve que hay riesgos y solo lo hace si le das una alta rentabilidad». Maudos añade que «el coste de captar capital en Europa está muy alto, en torno al 10 %, cuando de media la banca española ofrece al inversor un 8,5 %. Todo esto te penaliza en Bolsa». De hecho, la única entidad española que se encuentra por encima de esa media es Bankinter y es también la única que tiene una evolución positiva en los últimos seis años, tanto que ha duplicado su cotización en ese tiempo.

Detrás del comportamiento bursátil general de la banca española lo que se observa es la desconfianza sobre estas entidades y su capacidad para ganar dinero. Desde luego, el contexto se lo pone muy difícil. No hay que olvidar que la economía mundial -y la española, por tanto- han entrado en una fase de desaceleración del crecimiento que nadie sabe cómo terminará. Además, como recuerda el director de Renta 4 Banco en València, Juan Espinós, los tipos de interés al 0 % merman de forma considerable los ingresos del sector. De hecho, hace unos meses, cuando se especuló que el BCE subiría el precio del dinero, hubo una remontada en Bolsa que se desvaneció en cuanto el Banco Central Europeo hizo público que dicha decisión se va a demorar más de lo previsto.

A ello Espinós añade el factor tecnológico, es decir, la aparición de plataformas que «arañan servicios que antes ofrecían los bancos como los medios de pago, el cambio de divisas e incluso la financiación». Asimismo, al margen del desapalancamiento de familias y empresas, es decir, la reducción de su deuda bancaria, Maudos menciona otro gran problema y es que estas entidades venden un 40 % menos de préstamos que hace unos años, lo que implica reducir su negocio. Todo este conjunto de factores, como asegura Juan Espinós, «redunda en una menor rentabilidad de las entidades y en su mayor penalización en bolsa por parte de los inversores». Maudos añade al respecto que las personas o firmas que ponen parte de su dinero en el mercado bursátil «no quieren a los bancos ante la baja expectativa de dividendos».

Así las cosas, la cuestión es si las entidades financieras van a tener que entrar en otra ronda de fusiones para ganar tamaño y hacer frente a la menor rentabilidad. Es la línea que defiende al ahora vicepresidente del BCE, Luis de Guindos. Juan Espinós está de acuerdo porque «coges sinergias en un sector maduro». Joaquín Maudos, sin embargo, tiene sus dudas. En su opinión, en esta década ha habido tantas operaciones de concentración «que casi no hay margen», singularmente para lograr algunos de los beneficios que comportan las fusiones. Por ejemplo, la supresión de oficinas duplicadas.

El también catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València apunta al respecto que «no veo solapamiento de redes, así que por cierre de sucursales está casi agotado el recorte». Maudos sí ve beneficios de este tipo de operaciones en los servicios centrales, el cerebro de estas entidades, que obviamente se reducirían si se unen dos, y también en la captación de capital, que suele ser más barato cuanto más grande es la entidad financiera.

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