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Estocada a la tauromaquia

El ganadero Daniel Ramos vigila a uno de sus toros en su finca de Borriol. D.R.A

La tauromaquia y los «bous al carrer» son dos de los negocios más dañados por la crisis derivada de la epidemia de la covid-19. Tanto es así que las ganaderías de reses bravas han recibido una estocada tan profunda, que si se prolonga mucho en el tiempo, puede resultar mortal y definitiva. La propia supervivencia y viabilidad de los toros está en entredicho. La pandemia ha puesto al borde de la desaparición a algunos hierros señeros y ha provocado pérdidas millonarias. La suspensión de los festejos taurinos y de las grandes citas del calendario -Fallas, Sevilla, Pamplona, Madrid o Albacete - ha provocado que los cientos de astados destinados a decenas de corridas y novilladas sigan en las fincas diseminadas por toda España con la única esperanza para los empresarios de que se reactiven parte de las ferias que se han anulado o aplazado.

La Unión de Criadores de Toro de Lidia (UCTL) ha pedido esta misma semana al Gobierno la reactivación de la temporada taurina tras la suspensión por el coronavirus. Los ganaderos calculan pérdidas que pueden alcanzar los 77 millones de euros por la suspensión de los festejos y el impacto que comportan. El presidente de la UCTL, Antonio Bañuelos, y el vicepresidente, Juan Pedro Domecq, mantuvieron una reunión con el ministro de Agricultura Luis Planas, en la que le trasladaron los «graves» problemas que atraviesa el sector debido a las consecuencias económicas de la pandemia del coronavirus, que puede hacer desaparecer entre el 30% y el 50 % de la raza brava en España. Daniel Ramos Alfonso es el propietario y fundador de la única ganadería de la Comunitat Valenciana perteneciente a la Unión de Criadores de Toros de Lidia. Sus animales pastan en la finca «Les Ermites» en el municipio de Borriol y en «Los Capuchos» en Puertomingalvo. Ramos denuncia «el trato desigual y discriminatorio» del ejecutivo de Pedro Sánchez y del gobierno autonómico presidido por Ximo Puig. «En Madrid -cuenta- dependemos del Ministerio de Cultura, los toros recaudan 22 millones de euros al año por el IVA de nuestra actividad; el cine ,19 millones, sin embargo, a nosotros no nos dan ni una ayuda». Detrás del fútbol, «las corridas de toros son el segundo espectáculo de masas más importante de nuestro país, por ejemplo, -apunta Daniel Ramos- , fíjese: en la feria de Madrid hay 31 días seguidos de actos taurinos con llenos de hasta 20.000 personas, mi reflexión es: ¿qué espectáculo logra eso en España?, ninguno, solo la tauromaquia». Sin embargo, frente a otros sectores económicos los criadores de toros de lidia se sienten abandonados. «La administración central le pasó la pelota a la Generalitat, y aquí Mónica Oltra y la consellera Mireia Mollà no quieren ayudar a los ganaderos de tauromaquia», lamenta. Frente a comunidades como Navarra o Aragón, donde se han subvencionado reses bravas, aquí no hay noticias de ningún tipo de ayudas. Pese a que son miles de trabajadores los que viven del toro, directa o indirectamente, explica Ramos. «En Aragón, Podemos votó a favor de ayudar a los toros y el gobierno aragonés da hasta 45 euros por res», resalta. Mientras, y frente al fútbol y el baloncesto profesional, «los toros se financian exclusivamente del aficionado, de las entradas que paga en taquilla» porque no hay ingresos por televisión, márqueting u otros conceptos.

El ganadero afincado en Borriol recuerda que hay más de 800 ganaderías en la Unión de Criadores de Toro de Lidia. «La suspensión de los festejos -reflexiona- ha supuesto un palo muy duro y nos ha puesto en una situación económica muy difícil». Sin embargo, «igual que hemos pasado por baches muy complicados, como después de la Guerra Civil, la fiesta de los toros va a seguir porque es la fiesta del pueblo y de los ciudadanos, y hay aficionados de izquierdas y aficionados de derechas». Eso sí, «los ganaderos, los toreros o los banderilleros no somos ciudadanos de tercera, pagamos nuestros impuestos y queremos que se nos ayude desde las administraciones como a los otros sectores afectados por la crisis de la covid y que sí han tenido apoyos».

Daniel Ramos tiene una ganadería con 400 reses bravas, la mayor parte destinadas a novilladas y corridas, y otro porcentaje a los «bous al carrer». La imposibilidad de organizar y celebrar actos multitudinarios y fiestas populares «ha provocado que en esta temporada mis ingresos sean cero y los gastos se mantienen pese a que no podemos trabajar» por las restricciones del estado de alarma. Tenía una camada de 100 astados toda vendida para lidiar en Fallas y Alicante, entre otros eventos. Pero todo se ha suspendido. Este empresario ha optado además por no sacrificar animales: «Vamos a aguantar, a ver si podemos retomar la actividad en algún momento». Por ende, «los mataderos están saturados de carne -refiere- lo que provoca que te paguen el kilo a la mitad o directamente no te lo cogen».

Para el subsector de los «bous al carrer», se acaba de abrir una esperanza. Si la Comunitat Valenciana entra en la fase 3 de la desescalada podrían volver a celebrarse en plazas portátiles, con la tercera parte del aforo y con las máximas medidas de seguridad. El presidente de la Federación de Peñas Taurinas de la Comunitat Valenciana, Vicent Nogueroles, confía en esta vía para «salvar la temporada». Particularmente en la provincia de Castelló es donde más festejos taurinos populares se celebran en toda España. «Nosotros sabemos que el primer paso es realizar festejos en plazas o recintos portátiles», declaraba Nogueroles al Periódico Mediterráneo, y apuntaba que municipios como Vila-real, Onda o la Vall d'Uixó ya se han interesado por disponer de estas instalaciones.

En cuanto a los «bous al carrer», un informe de la Universitat de València presentado en noviembre de 2019 destacó que los 9.700 festejos celebrados en 2017 en la Comunitat Valenciana generaron un impacto económico directo de 148,2 millones de euros. Más de 31,7 millones corresponderían a los gastos de organización, mientras que los otros 116 millones son la suma de los desembolsos que realizan los participantes y aficionados activos. Los impactos indirectos e inducidos en otros sectores ascenderían a 151,7 millones, por lo que los gastos totales estimados se elevarían a casi 300 millones. Estos datos indican que los «bous al carrer» representan el 0,04% del PIB de la Comunitat y el 0,16% de su empleo total», con 3.095 puestos de trabajo.

Todas estas cifras hablan de una industria potente, cuya actividad, en el caso de Castelló, la Marina, la Hoya de Buñol-Chiva o de l'Horta, no es nada estacional ya que en función de las fiestas locales y patronales se desarrolla durante el año. Por último, las sinergias económicas entre el turismo y la tradición taurina -sea en plaza o en la calle- son innegables en la Comunitat Valenciana. Por ejemplo, no hay que olvidar que citas como els Bous a la Mar de Dénia, Fiesta de Interés Turístico Nacional; el Torico de la Cuerda de Chiva, declarado de Interés Turístico Autonómico; o las Entradas de Toros y Caballos de Segorbe, de Interés Turístico Internacional, atraen a miles de turistas y aficionados cada año. Por todo ello, en mayo, la Asociación de Ganaderos de Bous al Carrer de la Comunitat Valenciana y Ava-Asaja ya cargó contra los responsables políticos de Compromís y de la Conselleria de Agricultura por excluir de las ayudas a la ganadería a los profesionales de la lidia y de los «bous al carrer». El propio Cristóbal Aguado, de AVA-Asaja, elevó a 6.000 el número de reses bravas que podrían sacrificarse. Esta situación explica que el sector haya anunciado movilizaciones y que este mismo fin de semana hayan salido a la calle. Veremos cómo de grave es la «Estocavirus»,y si finalmente, se articulan soluciones por parte de las administraciones para frenar la pérdida de ingresos y empleos.

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