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La covid eleva el consumo de frescos en el hogar

El mercado central de València en una imagen de esta crisis.

La pandemia del coronavirus ha irrumpido en nuestras vidas como un huracán de fuerza cinco y ha trastocado por completo nuestros hábitos, además de dejarnos al desnudo ante nuestra fragilidad. Dicen que pasará. Más pronto o más tarde. ¿Qué huella dejará? ¿Qué costumbres transformará para siempre? ¿Seguirá todo igual como antes? Tal vez sea aún demasiado pronto para aventurarse en pronósticos, pero, camino de siete meses después de que estallara la crisis, empiezan a observarse ciertos cambios en la sociedad que podrían consolidarse. Por ejemplo, en la alimentación. El consumo en el hogar de este tipo de productos ha aumentado un 8,8 % entre enero y agosto, con un pico de entre el 15 % y el 20 % en las semanas del confinamiento total, según Pedro Egea, director de retailers en IRI España, una multinacional de investigación de mercados especializada en el análisis del big data. Un alza, sobre todo el del acumulado del año, por el impacto de la covid, pero derivado también de tendencias que venían de atrás, como el auge de la gastronomía familiar o el gusto por una comida más sana.

Egea, que la semana pasada impartió una de las conferencias del 22 congreso de Aecoc, la asociación de fabricantes y distribuidores de productos de consumo, explicó a este diario que, dentro de la alimentación, el mayor crecimiento en los ocho primeros meses se ha registrado en los artículos frescos, un grupo amplio que incluye carne, pescado, frutas, hortalizas, verduras, charcutería, quesos y mariscos. Entre enero y agosto de 2019, estos productos en su conjunto se vendieron por importe de 21.000 millones de euros en España. Doce meses más tarde, esa cifra había subido a 23.000, es decir, 2.000 millones más. La partida que experimenta un mayor crecimiento es la que engloba a frutas, verduras y hortalizas, con 800 millones más, seguida por la de carne, que aumenta en más de 500. La primera crece en torno al 14 % y la segunda, cerca del 11 %. La alimentación seca, como las pastas o los arroces, se ha mantenido.

Frutas, verduras y hortalizas han tenido aumentos de calado desde que estalló la crisis del coronavirus

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IRI analiza las compras efectuadas en supermercados e hipermercados, que es a donde acuden las familias a realizar sus provisiones. Egea asegura que en los citados incrementos ha tenido alguna influencia la situación del canal horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías), primero por el cierre durante el confinamiento y luego por las restricciones en las etapas posteriores, aunque apunta que «es difícil saber cuánto ha bajado el segundo y cuánto el primero». El único grupo de consumo que ha perdido ventas respecto a 2019 -concretamente, de 250 millones- es el de perfumería, obviamente damnificado por la clausura en casa de tantas personas y durante tanto tiempo.

El directivo de la citada multinacional explica que en la etapa del confinamiento se potenció la tendencia a una comida más saludable: «Con los hijos en casa por el cierre de las escuelas y los bares y restaurantes también clausurados, las familias han tenido una alimentación más sana en sus hogares». De hecho, prácticamente todas las verduras y hortalizas han experimentado incrementos desde que estalló la pandemia. Por ejemplo, la berenjena, que estaba en valores negativos en la etapa precovid (-3,3 %), pasó a crecimientos superiores al 75 % en el confinamiento y la desescalada y con la denominada nueva normalidad siguió en positivo aunque con un porcentaje menor: 14,1 %. Lo mismo sucede con los calabacines. Las patatas, los ajos y las coles, que son las otras tres familias integrantes de las cinco con más crecimiento, partían de datos en positivo y mantienen esa senda de aumentos. Los cinco subgrupos con menor subida -setas, pepino, espárrago, lechuga y champiñón- también tuvieron una evolución al alza, a excepción de las primeras durante el confinamiento. Entre las frutas, la palma se la llevan los cítricos, con aumentos de dos dígitos, incluso hasta el 88 % en el caso de los limones, gracias a la percepción de los ciudadanos de que la vitamina C que aportan es buena para combatir al coronavirus.

El consumo alimentario en las casas ha crecido un 8,8 % este año. Los expertos creen que es una tendencia que ha venido para quedarse.

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La información de IRI España es significativa en tanto en cuanto analiza datos en cada una de las cuatro etapas por las que ha pasado la vida de los ciudadanos este año, desde los meses previos al estallido de la covid al confinamiento, la progresiva salida del mismo y esa extraña situación actual de rebrotes y restricciones parciales. Quiere ello decir que seguramente se están apuntando tendencias que pueden tener continuidad más allá de la pandemia, aunque evidentemente esto no es más que una hipótesis, porque los hábitos, como tantas cosas en la vida, requieren de cierto tiempo para consolidarse, aunque cuando lo hacen es más difícil la vueta atrás. Pedro Egea considera, pese a todo, que es factible pensar que el consumo en los hogares, que ya estaba en una fase ascendente, se va a mantener o incluso a crecer. No solo por la covid y el miedo al contagio que conlleva, que también, sino por movimientos que se venían anunciando con anterioridad. Uno de ellos es «la moda de la comida sana, asociada al consumo en casa». Otro es el boom gastronómico derivado de los programas sobre cocina que inundan las televisiones y que ha convertido a muchas personas en aprendices de chef desde sus hogares. El directivo de IRI añade que las cenas en casa se están extendiendo también entre los jóvenes, que ven en esta fórmula un mayor ahorro. Egea asegura también que, en estos momentos, la «socialización se ha trasladado en buena medida a los hogares por culpa de las restricciones de aforo y de horarios que están padeciendo tantos bares y restaurantes».

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