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El automóvil pierde gas

La industria del automóvil ya estaba en crisis antes de la pandemia. Ahora la covid ha agravado la coyuntura de un sector en plena transformación y que se juega su futuro en los próximos dos años

Trabajadores de la planta de producción de Ford Almussafes

Con la última prórroga del ERTE de Ford en Almussafes sellada esta semana, la factoría extiende ya a 2021 la incertidumbre que ha dominado el año actual. A diferencia de otros sectores como el turismo, la hostelería o las aerolíneas, la crisis del automóvil, que trasciende a la situación en Almussafes, no puede atribuirse únicamente a las restricciones provocadas por la pandemia del coronavirus. La industria del motor lleva años inmersa en un proceso de metamorfosis por la electrificación, los requisitos de emisiones cada vez más estrictos y un descenso de la demanda que pone en jaque miles de puestos de trabajo en toda Europa. La covid ha agravado esta crisis coyuntural y los próximos dos años serán vitales para la subsistencia de un sector que fía a los motores híbridos y a la implementación de plantas de fabricación de baterías su futuro a medio plazo. Todo mientras mira con pavor a una segunda ola que podría volver a obligar a poner el punto muerto en muchas factorías españolas.

En este escenario, la perspectiva más optimista para Almussafes es sobrevivir a 2021. «Con mantenernos en lo previsto nos damos por satisfechos», asegura resignado Carlos Faubel, presidente del comité de empresa de la planta valenciana y portavoz de UGT, el sindicato mayoritario. La factoría acumula ya seis ERTE a sus espaldas, aderezados con un ERE de extinción con el que se dio salida voluntaria a 350 empleados, y hace apenas unos días vio cómo la sombra de los ajustes de plantilla se cierne también sobre el año próximo. La dilatación del expediente de regulación temporal de empleo se extiende hasta el 31 de enero y contempla otros 14 paros totales. En solo un trimestre la fábrica ha tenido más de 20 días de producción cero para ajustar su ritmo a una demanda aletargada. Y las previsiones no se despejan, especialmente con la segunda ola del virus irrumpiendo con fuerza en el Viejo Continente y provocando ya confinamientos domiciliarios en muchos países.

Los trabajadores del sector comprenden que la coyuntura no es propicia para que las multinacionales del motor tracen planes a medio o largo plazo, pero para poner fin a esa incertidumbre que provoca que los paros se adentren ya en 2021 han arrancado a la dirección el compromiso de detallar antes de que finalice el primer trimestre del próximo ejercicio sus planes productivos de todo el año. Faubel entiende que la planta de motores podrá mantener la estabilidad durante dos o tres años gracias a la reciente adjudicación del motor 2.0L GDI, con el que la planta de Almussafes ampliará en 40.000 unidades su producción anual. Esto, junto con el tirón de los vehículos híbridos enchufables, especialmente el Kuga, es a lo que se aferran de cara al futuro. «Es el modelo que nos tiene que salvar», admite el presidente del comité.

Otra música suena, sin embargo, para el departamento de fabricación de vehículos. Esa melodía va mucho más allá de Almussafes. En lo que va de año, Ford ha despedido a 10.000 trabajadores en Europa, en torno al 12 % según apunta Faubel, que insiste en que el motor híbrido es la única salida: «si no conseguimos que Ford apueste por el motor híbrido para Europa, tendremos problemas», vaticina. Por eso, este mismo viernes todos los sindicatos comunitarios lanzaron un comunicado conjunto reclamando a la compañía del óvalo no cerrar más plantas y mantener el máximo de puestos de trabajo.

El batacazo ha sido compartido. Los gigantes del automovilismo han sufrido desplomes de ventas e ingresos cercanos al 40 % tanto en Europa como en Estados Unidos. Lo peor se vivió en el primer semestre, superando el 50 % de caída. Un golpe que se ha sentido con crudeza también en España, que ha visto como la pandemia daba la puntilla a la fábrica de Nissan en Barcelona, con 3.000 empleados directos y en torno a 20.000 indirectos. Según Anfac, 2020 se cerrará con 600.000 vehículos producidos menos en las 17 factorías de automóviles que resisten en el país, una caída cercana al 25 %. En un momento además de transformaciones sociales y urbanas que afectan al coche, el sector ve en las subvenciones a los híbridos una de las necesidades. Faubel añade otra variable que garantizaría la supervivencia de muchos empleos: la llegada a España, y a ser posible a la Comunitat Valenciana, de una planta de fabricación de baterías.

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