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Adolfo Utor: “Todo apunta a que la cosa va bastante mal en Trasmediterránea, me preocupa su situación”

Adolfo Utor, el miércoles, en el puerto de Dénia. | Fernando Bustamante

Adolfo Utor (Alhucemas, 1961) ha afrontado la crisis provocada por la pandemia con la responsabilidad social que marca el ritmo de la naviera Baleària desde sus orígenes. En el minuto cero de la crisis, optó por cuidar a su plantilla complementando el 100 % del salario al 30 % del personal que se vio afectado por el ERTE tras el paró forzoso de parte de la flota y mantuvo la apuesta de la empresa por trabajar con buques que consumen gas natural para reducir las emisiones contaminantes y que conlleva una inversión de 380 millones de euros. Al presidente de Baleària se le iluminan los ojos cuando se le pregunta por su vieja aspiración de unir Miami con La Habana y está convencido de que la victoria de Biden le allana el camino tras el mal sueño de Trump. Utor cree que la pandemia ha sacado lo mejor y lo peor de cada uno, y lamenta los comportamientos «insolidarios, rácanos y exigentes».

¿Qué ha aprendido de la pandemia?

La pandemia nos ha puesto a todos los pies en el suelo. Ha demostrado nuestra fragilidad. En un momento en el que creíamos que el big data y la tecnología iban a ser la solución de los problemas del mundo, nos dimos cuenta que un virus insignificante podía dar al traste con todos nuestros proyectos. Yo creo que en esta pandemia ha salido lo mejor y lo peor del ser humano. En muchos ámbitos ha habido comportamientos ejemplares. He visto una respuesta de la plantilla encomiable: muestras de solidaridad, compromiso y dedicación. Emergieron los mejores valores y eso es algo reconfortante. También he visto reacciones en otros ámbitos, que no voy a nombrar, que hacen que nos demos cuenta de que vivimos en un mundo de muchos contrastes. Actitudes insolidarias, rácanas y exigentes. Yo creo que esta pandemia es una lección de vida que como todas las crisis, si no te mata, te hace más fuerte. Yo he reafirmado los compromisos que tienen que ver con la preservación del planeta, la cohesión social y el desarrollo sostenible.

¿Por qué cuidan la responsabilidad social corporativa? ¿Qué les aporta?

Eso tiene mucho que ver con nuestro modelo de empresa, que creo que es el único posible. El modelo moderno de empresa entiende que las compañías no son solo los accionistas. Son los llamados stakeholders: accionistas, clientes, trabajadores, proveedores y sociedad. La responsabilidad social es responder frente a todos los grupos y sobre todo ante la sociedad. Hay otro elemento que tiene que ver con el interés propio de una compañía que es la reputación. Nosotros invertimos en reputación e imagen. Queremos ser una empresa en la que todos quieran trabajar.

En primavera complementaron el ERTE de su plantilla hasta el 100 %. ¿Por qué lo hicieron?

El ERTE afectó solo al 30 % de la plantilla. Sabíamos que los ERTE y los créditos ICO eran una de las pocas opciones de las empresas para compensar el impacto de la covid. Uno de nuestros grupos de interés más importante son los trabajadores y como la empresa estaba en condiciones financieras de soportar el sobrecoste que comportaba complementar el ERTE lo hicimos.Nuestros trabajadores nos hacen más competitivos y nos permiten marcar la diferencia con los competidores. Entendimos que complementando su sueldo para que llegarán al 100 % conseguiríamos una mayor cohesión y los tendríamos más motivados. Lo hicimos por principios y por interés.

¿Cuánto les ha costado?

Unos dos millones de euros. Hay algunos sueldos muy por encima del salario mínimo garantizado, que ronda los 1.100 euros. En el caso de titulados superiores, capitanes, jefes de máquinas y oficiales tuvimos que complementar el salario con el doble y el triple de lo que abonaba el Estado.

¿Fue útil la herramienta de los ERTE? ¿Van a hacer algún ajuste?

Hemos crecido desde nuestro origen y tenemos planes de expansión. Para nosotros no ha supuesto un ajuste ni tenemos previsto hacerlo. Ha sido útil como ayuda del Estado. Ha habido dos vías de ayuda, una los ERTE, que suponían una reducción de la cotización y dejar de pagar parte de los salarios y la otra la financiación a través de los avales ICO. En una situación de pérdidas como las de este año, toda ayuda que recibamos del Estado es bienvenida. Yo creo que ha sido útil.

¿Qué pérdidas van a tener?

Estamos estimándolas. En el ebidta (las ganancias de la compañía antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones) íbamos muy bien hasta el 15 de marzo. Llevábamos una subida de entre el 10 y el 15 % sobre el año pasado, que nos hacían prever un ebidta de cien millones de euros, aunque con una deuda muy alta. Nuestro negocio es de activos de capital muy intensivo. Los barcos cuestan mucho dinero. En 2019 construimos dos de 100 millones y ahora en marzo nos entregan uno de 110 millones. Al final, este año nos quedaremos en 40-45 millones de ebidta. Ha caído a más de la mitad. El resultado será negativo. No tenemos todavía cerrado el ejercicio, pero las pérdidas serán de entre 15 y 25 millones con un ebidta positivo.

¿Cómo ve el plan de Pedro Sánchez para dar ayudas directas a empresas turísticas en dificultades?

Si las empresas, como dice el decreto, llegaron bien a la covid y no tienen capacidad para reestructurarse financieramente ni disponen de activos que puedan convertir en capital para afrontar sus problemas de liquidez, creo que están justificadas. Más que ayudas a fondo perdido son préstamos, como los avales ICO, para preservar la continuidad de las compañías.

Ustedes tienen un componente turístico, ¿se van a acoger?

En principio no, porque a nivel financiero llegamos bien a la covid, con una situación de caja solvente. Tenemos un patrimonio neto acumulado por los buenos resultados que hemos obtenido desde 2009 hasta 2019. Nos hemos acogido a los créditos ICO, que no dejan de ser ayudas. Eso nos sitúa en una posición de tranquilidad, aunque somos conscientes de que vamos a cerrar con pérdidas este año y el que viene.

¿Qué tipo de ayudas cree que son necesarias?

En principio, creo que las ayudas que se han articulado para garantizar la liquidez a través de préstamos deberían ser suficientes. Es cierto que las pérdidas de estos años (sobre todo las de las compañías aéreas y la hostelería) irán contra el patrimonio neto de las empresas. Si el patrimonio neto no es suficiente, estamos ante un problema. Yo entiendo que cada compañía debe responder de estas pérdidas con su patrimonio neto. Las ayudas del Estado deben ser con préstamos a devolver. Nos encontramos en una economía de libre mercado donde las empresas mejor preparadas son las que resistirán el ajuste que va a haber. Habrá una contención de la demanda y un ajuste de la oferta.

Precisamente su sector está convulso, ¿le preocupa Trasmediterránea?

Pues sí, me preocupa Trasmediterránea. Las noticias de los medios colocan a Trasmediterránea en una posición complicada en cuanto a su viabilidad como consecuencia de una determinada gestión.

¿Cómo cree que acabará?

Hay distintas especulaciones. Esta en una situación, parece ser, grave. Con incapacidad de cumplir sus obligaciones con sus acreedores. No sé muy bien cuál va a ser el resultado, pero tampoco me veo autorizado para vaticinar nada porque soy un competidor directo. Todo apunta a que la cosa va bastante mal.

Ustedes hace tiempo que apostaron por el gas como alternativa al gasóleo, ¿es rentable?

La apuesta por el gas tiene dos vertientes. Una que tiene que ver con la reputación y nosotros tenemos como hoja de ruta los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) por lo que es rentable. La otra es desde el punto de vista económico. Ha supuesto unas inversiones muy importantes, 380 millones de euros entre barcos nuevos y remotorizaciones. El gas tiene un retorno porque es más económico. Nosotros apostamos por el gas por motivos ambientales y económicos. Ha sido una apuesta rentable y acertada.

Una vez que Donald Trump se va, ¿retomarán su proyecto de unir Cuba con Florida?

Nosotros estamos en Florida. Ahora la situación es complicada. Damos servicio con dos islas de Bahamas desde Florida, una es Bimini y la otra Gran Bahama. Ahora mismo no movemos ni un solo pasajero a las islas.Solo estamos con mercancías. La situación es preocupante desde el punto de vista de las pérdidas que acumulamos. Al margen de esta situación, sí tenemos a Cuba en la cabeza. Con el Gobierno de Obama conseguimos las licencias para operar y estábamos pendientes de que Cuba abriese la posibilidad de operar una línea con Miami y Key West. Esto se vio truncado con la victoria de Trump. Esperemos que se pueda retomar con el cambio.

Calmada la tensión soberanista, ¿cómo está el proyecto de la terminal de Barcelona?

En la terminal de Barcelona hay un preacuerdo. Trabajamos en la concreción del proyecto. Requiere de unas obras civiles previas. El proyecto de muelles, que corresponde al puerto, está hecho y nos corresponderá construir la nueva terminal. En ningún momento hemos dejado de negociar con independencia de la crisis secesionista. Es un proyecto que ha llevado su camino. Tenemos interés porque las condiciones en las que estamos trabajando no son de este siglo ni del pasado. Son bastante precarias. 

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