Para el próximo 18 de junio, en el Casal Jove, la asociación Colonias Felinas está organizando el II festival solidario en favor de los gatos de la calle. Con un doble objetivo: sensibilizar sobre la problemática de esos animales y recaudar fondos para ayudar a las voluntarias que a diario los alimentan y atienden sin ninguna ayuda pública.

En todas las ciudades y pueblos abundan los gatos que malviven o sobreviven en la calle. Son fruto de años, décadas, de abandonos y camadas que nadie detiene. Solo la labor abnegada y fiel de numerosas voluntarias, amantes de los gatos, han impedido una mayor proliferación indiscriminada de esos animales. Sin olvidar que hoy en día, en pocas viviendas no conviven con algún animal doméstico. Pero no es suficiente. La solución definitiva, ni a corto ni muchos menos a largo plazo, puede estar en manos de las voluntarias que, en muchos casos, hartas de ver sufrir a los gatos en la calle, adoptan la alternativa de llevárselos a casa, con enorme esfuerzo personal. Las viviendas en las que habitamos, la mayoría agrupadas en comunidades de vecinos, no son aptas para tener muchos animales de compañía.

Entonces, ¿dónde está la solución, qué se puede hacer?. La solución pasa a mi modo de ver por tres ejes de actuación; ejes que deben liderar los Ayuntamientos, como administración más cercana a los ciudadanos y a los problemas de la calle, y como responsable de competencias tan básicas como la convivencia, sanidad pública, recogida de animales, etc.

En primer lugar, promoviendo campañas de sensibilización que lleven a los ciudadanos la conciencia de que no se pueden tener animales de compañía sin esterilizar; que los animales domésticos no son objetos de usar y tirar. De esa manera se evitarían camadas no deseadas y abandonos. En segundo lugar, ayudando a las voluntarias en la gestión responsable y sostenible de las colonias de gatos de la calle, contando con la colaboración de las asociaciones protectoras de animales. Y, en tercer lugar, poniendo en marcha un centro de acogida municipal de gatos, enfermos, bebés, abandonos, etc. donde atenderlos adecuadamente desde el punto de vista sanitario y donde gestionar una segunda oportunidad para los animales, con donaciones responsables. Solo de esta manera podremos conseguir una gestión responsable y sostenible de los gatos de la calle, que entre otras cosas favorecerá la convivencia y el respeto entre los vecinos, partidarios unos, detractores otros. Las voluntarias que a diario atienden a los gatos de la calle, no son unas delincuentes, son personas amantes de los animales que se desviven por ellos y cumplen una misión social al frente de la cual deberían estar los ayuntamientos, como servidores públicos.