El pleno de política general municipal de Sagunt discurría con normalidad hasta que primero el portavoz de EU, Guillermo Sampedro, y posteriormente el alcalde, Quico Fernández, hicieron referencia a las dudas que rodean la renovación de los móviles que, según denunció en su momento el tripartito, el anterior gobierno popular realizó antes de las últimas elecciones municipales sin utilizar unos cauces adecuados.

El popular Sergio Muniesa fue el primero en mostrar su contrariedad porque surgiera este tema, en el que aseguró su total colaboración en todo momento, aunque el mayor rifirrafe los protagonizaron Pablo Abelleira (ADN Morvedre) y Davinia Bono (PP), después de que el primero asegurara que algunos de esos móviles habían acabado en manos de familiares de los concejales, a lo que la popular reaccionó al sentirse aludida.

La tensión llegó a tal punto que ambos se levantaron de sus asientos y se encararon entre los gritos de algunos de los concejales, donde destacó Sergio Moreno, que no dejaba de repetir «el pitufeo», en referencia a una práctica corrupta.

Llamada al orden

La llamada al orden de Teresa Garcia, quien dirigía la sesión mientras el alcalde realizaba su último intervención, calmó los ánimos, que también se vieron alterados con las referencias desde la bancada popular al coche oficial que había recuperado Fernández.

Más allá de estos enfrentamientos, el debate discurrió por los cauces normales de la crítica política e incluso con palabras amables, como las dirigidas por Francisco Crispín al alcalde, al que reconoció que «esta versión me gusta, noto un tufillo de cambio de actitud». El nacionalista, por su parte, correspondió a estos piropos, que hizo extensivos al resto de grupos, al que agradeció su tono constructivo, con la única excepción de Muniesa