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La CHJ acaba con una selva de cañas y deja visibles obras de siglos pasados aún en uso

La intervención permite contemplar la magnitud y espectacularidad de infraestructuras hidráulicas de época romana, del siglo XIX y de XX

Imagen del lugar. d. tortajada

Las obras realizadas en la Sèquia Major a su paso por la presa de Algar de Palància no sólo la han reforzado de forma concienzuda en 900 metros de longitud, con un talud anexo y tramos donde hay incluso una escollera. También han transformado por completo un lugar que hasta ese momento era «como una selva», lleno de cañas y vegetación de río que lo hacían del todo inaccesible a no ser que uno fuera abriéndose paso poco a poco.

La limpieza realizada y el hecho de que el camino que corona el talud se haya hormigonado permitirá ahorrar tiempo y recursos en caso de trabajos de mantimiento o que hubiera que hacer alguna reparación, como reconocía el presidente de la Sèquia Major, Ximo Pons, si bien matizaba que «si hay daños porque el lugar se inunda o por el llenado de la presa, los pagará la Confederación, como así acordamos en su momento con ella». A juicio del representante de los regantes de la cuenca baja del Palància, «han reforzado la acequia de tal manera que yo creo que una rotura ya es imposible. El hecho de que lo hayan hormigonado hará que dure más y que también frene el avance de las cañas porque antes estaba lleno y era difícil acceder», decía.

Este uso de hormigón no estaba previsto inicialmente, aunque se ha justificado desde la CHJ en el intento de garantizar una mayor durabilidad a la obra y mayor eficacia a la inversión.«Al principio choca un poco a la vista, pero se ha quedado como un paseo y es verdad que así se evitará que crezca la vegetación junto a la acequia», decía un vecino de un pueblo cercano que había aprovechado la ausencia de lluvias para caminar por allí.

Legado a la vista

Los trabajos, además, han dejado a la luz las cuidadas obras hidráulicas que se hicieron en el pasado para conducir el agua hasta Sagunt: Desde varios restos atribuidos a la época romana en un azud que aún está en uso a todo el trabajo hecho en los siglos XIX y XX para «domesticar» el agua. Un experto de la Dirección General de Patrimonio de la Conselleria de Cultura reconocía a Levante-EMV el valor histórico de los elementos hidráulicos del siglo XIX que han quedado a la vista. «Es una obra de sillería espectacular que además, sigue en uso, lo que la hace aún más especial. Además su estado de conservación es bueno en muchos lugares y se pueden ver varios aliviaderos, casas de compuertas y otros elementos».

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