El área de Medio Ambiente del Consejo Ciudadano Valenciano de Podemos ha mostrado su «tristeza» por la aprobación en el pleno municipal de la continuidad de explotación de Lafarge en el monte de Romeu de Sagunt «sin haber informado debidamente del peligro de las cementeras y dotar antes de los mecanismos mínimos de defensa al ciudadano en materia de calidad ambiental». Podemos insistía además en que, «como siempre ha defendido, aboga por no ser rehén de una inversión millonaria por parte de una empresa multinacional si esto implica empeorar la calidad de vida y salud de los vecinos de Sagunt, Buñol y Sant Vicent del Raspeig».

El partido hacía estas manifestaciones tres días después del pleno realizado en la ciudad donde hubo un pronunciamiento unánime de todos los partidos a favor de prolongar la cantera en Romeu, incluidos los ediles de la marca local de Podemos, ADN Morvedre.

Además, el Consejo Ciudadano Valenciano de Podemos ha reclamado al Consell «respuestas» a varias cuestiones realacionadas con las cementeras en la Comunitat Valenciana.

En concreto, ha demandado información sobre el estado de la instalación de medidores de calidad del aire cerca de la cementera de Lafarge en Sagunt, CEMEX de Buñol y CEMEX San Vicente del Raspeig bajo control público «que proporcionen no solo datos anuales, sino puntuales, especialmente en los días de trabajo de la cementera. La información debe estar actualizada y accesible a cualquier persona que lo solicite», añaden.

También insiste en la «necesidad de financiación» de estudios específicos en la población de Sagunt, Buñol y Sant Vicent del Raspeig «tanto del impacto de la actividad de la cementera (generación de residuos, huella de carbono), de la calidad actual del aire comparada con la de otras poblaciones, así como del impacto de la presencia de la cementera en la salud de los vecinos. Estos estudios deberán contar con financiación tanto pública como por parte de la empresa implicada».

A ello añaden la petición de un informe «con datos comparativos del tonelaje y naturaleza de los productos incinerados en las cementeras de Lafarge de Sagunto, CEMEX de Buñol y CEMEX Sant Vicent del Raspeig de los últimos 10 años así como datos sobre emisión de sustancias contaminantes».

El partido aseguraba en este sentido: «Las cementeras como la planta de Lafarge en Sagunt tienen un impacto en la calidad del aire significativo. En primer lugar, emiten sustancias cancerígenas, como las dioxinas, furanos o compuestos derivados del benceno; dicha relación queda evidenciada en un estudio realizado y publicado por científicos del área de Epidemiologia Ambiental y Cáncer del Instituto de Salud Carlos III de Madrid. En él, se establece una relación directa entre el aumento de casos de cáncer, sobretodo de del tipo colo-rectal, y residir cerca de cementeras. Dicho estudio afirma que una de las áreas con mayor incidencia, de acuerdo a los criterios estadísticos estudiados, es la de Sagunt».

Junto a ello agregaban: «La utilización de las cementeras para la incineración de residuos es un problema creciente. Al incinerar residuos como neumáticos o lodos se liberan a la atmosfera no solo contaminantes orgánicos persistentes y cancerígenos, como el benceno, sino también otros inorgánicos como derivados de azufre (causantes de la acidificación de la lluvia) o metales pesados como el Plomo y Mercurio que pueden ser transportados largas distancias en partículas generadas en la propia incineración. Si bien la empresa puede estar cumpliendo con los límites legales de vertido anuales, no se tiene en cuenta la exposición aguda, que puede ser altamente toxica, especialmente porque este tipo de compuestos se acumulan en el organismo, ya que no puede ser metabolizados ni eliminados adecuadamente».

Según la formación: «La extracción y molienda de material en la cantera genera partículas en suspensión que empeoran notablemente la calidad del aire que respiran los vecinos de Sagunt. En este sentido no existen los controles ni son lo suficientemente transparentes con la población».

Por otra parte, indican que «la falta de medidores de la calidad del aire es alarmante, no solo no se sitúan lo cerca que deberían estar, sino que muchas veces no están operativos cuando la cementera está emitiendo el vertido, por lo que no puede detectar los contaminantes expulsados antes de que se dispersen por la zona. Esta situación es especialmente grave para los vecinos situados cerca de la planta, ya que sufren exposiciones agudas a compuestos tóxicos sin que quede documentado y, por tanto, no da lugar a una asunción de responsabilidades por parte de la empresa emisora».