El libro «Elegia del pelegrí», de Antoni Gómez, se presentará esta tarde, a las 19 horas, en el museo la Via del Pòrtic.

¿Cómo ha surgido la iniciativa de publicar el poemario «Elegia del pelegrí»?

Con el paso del tiempo muchas editoriales pequeñas desaparecen, por desgracia, y los fondos editoriales son engullidos por la niebla del olvido. Si a esta circunstancia unimos el hecho de que la poesía es para minorías de las minorías, llega un momento en el cual te das cuenta que tu trabajo pasará con toda certeza totalmente desapercibido. «Elegia del pelegrí», por tanto, es una selección personal de los cinco poemarios que he publicado que, gracias a la editorial Onada de Benicarló, he podido recuperar y poner en valor para los lectores actuales. Hay que tener en cuenta que se publicaron entre el 1992 y el 2002, hace muchos años, y muchos lectores desconocen mi obra poética. Dicho esto, creo que la selección es oportuna y ha merecido la pena recuperarla. La selección es puramente intuitiva, mucho más que crítica o literaria. Por otra parte, estoy muy agradecido al poeta Marc Granell, el autor del prólogo que se publicó con «El cant de l'heretge» y al artista plástico Jaime Giménez de Haro, que es el autor de la ilustración de la portada.

¿Cuáles son los temas centrales dels poemario? Temas que, por otra parte, definen toda su obra poética.

Yo diría que en «Elegia del pelegrí» están los temas de mi obra poética y casi de mi obra literaria en conjunto. Es inevitable. Yo creo que, a fin de cuentas, mi poesía trata sobre la fragilidad de la vida, la vulnerabilidad de la vida. Cuando te das cuenta de la extrema fragilidad de la vida, entonces todo adquiere sentido y asumes con humildad la importancia de cada instante, de cada momento de luz, un auténtico regalo. «Elegia del pelegrí» expresa, en general, esa conciencia del tránsito, de la brevedad, con la pasión del caminante que sabe que todo, implacablemente, lo vamos dejando en las orillas del camino con el paso del tiempo. Así es la vida y hay que asumir este hecho. Cuando lo reconocemos, quizá nos convertimos en mejores personas, más humildes, solidarias y sensibles al entorno humano, sin duda.

Desde 2002 no publica ni escribe poesía. ¿A qué es debido este hecho?

Como decía aquel poeta, la poesía no la escribes, te escribe a ti. Llega un momento en el cual deja de escribirte y entonces dejas de escribirla. Esto es lo que me ha pasado a mi y supongo que les pasa a muchas personas que escriben poesía. En mi caso, siempre he tenido la inquietud de dedicarme a otros géneros, como el periodismo, la crítica literaria, la narrativa... Ahora bien, siempre con la humildad del explorador que desea aprender de la experiencia para encontrar su camino, poco a poco. Ahora mismo tengo proyectos pendientes para escribir narrativa, que es el género que más me atrae y me ilusiona.

Como exdirector de la revista de creación literaria «Abalorio» y activista cultural, ¿cómo valora el nivel de la creación literaria en Sagunt?

Durante muchos años se vivió en Sagunt una época de gran vitalidad literaria, con la perspectiva del tiempo se verá todo con más claridad. Alrededor de la revista se agruparon una serie de poetas, tanto en valenciano como en castellano, que fueron una prueba magnífica de tolerancia cultural, convivencia y respeto lingüístico. Estoy muy orgulloso por haber participado activamente en la dinamización literaria de aquel período, sobre todo en su segunda etapa.