? La restricción de los vertidos agrícolas en el mar durante los fines de semana ha caído como un jarro de agua fría entre los agricultores de la partida del Realenc, donde se cultivan mayoritariamente melones y sandías. Se trata de un colectivo que lleva años soportando enormes gastos para garantizar la salida del agua al mar, debido fundamentalmente a la falta de una turbina en la Gola de Quartell que la conselleria ha prometido colocar en los próximos meses. Esto, unido a los bajos precios, ha hecho cundir el pesimismo.

«No aguantamos más la situación. Solo hacen que apretar al más desfavorecido y al final nos vamos a ver abocados a tener que abandomar nuestras cosechas debido a la presión que tenermos. Necesitamos desaguar en la gola porque si no los cultivos se nos inundan, pero esto importa bien poco a las autoridades» decía el president de la partida del Realenc.