La Villa Romana de Ponera es la última adhesión al vasto patrimonio arqueológico de Sagunt, después de que el conseller de Cultura, Vicent Marzà, firmara la resolución favorable a la declaración de este complejo como bien de interés cultural (BIC). Entre los aspectos que «singularizan» este yacimiento y lo convierten en «una de las villas más importantes de la Comunitat Valenciana y, tal vez, del panorama peninsular» destacan su «entidad arquitectónica y la presencia de elementos de relevante interés», según recoge el expediente que permanecerá en exposición pública durante el próximo mes.
Y es que las conocidas hasta ahora como termas romanas, que fueron descubiertas hace apenas seis años durante las obras del gasoducto entre Tivissa y Paterna, se sabe que fueron construidas hace cerca de 2.000 años y estuvieron ocupadas, después de algunas reformas, hasta el siglo V. El buen estado de conservación, especialmente de los pavimentos, y los elementos decorativos que se preservan,con pinturas y dibujos blancos, negros y rojizos que forman mosaicos, son otras particularidades de esta villa.
Estas características, según la resolución de Cultura, son típicas de ciudades de pronta romanización hasta el punto que «el de la Villa de Ponera podría tratarse de uno de los suelos más antiguos de la península».
En este yacimiento de «grandes dimensiones» se distingue un patio central o atrio de 10 x 7,5 metros, alrededor del cual se distribuyen 16 estancias con una disposición simétrica. Entre estas salas se encuentran un gran comedor, o triclinium, construido con caliza azulada de Sagunt, media docena de dormitorios o cubiculae y otras cinco estancias cuya funcionalidad se desconoce.
Pero más allá de esta zona residencial, el conjunto se completa con espacios de abastecimiento y distribución de agua para labores agropecuarias, compuestos por diversas canalizaciones y desagües que provienen de una de las derivaciones de la Sèquia Major, así como una área de almacenaje de la producción.
Ubicación «óptima»
También resulta destacable la «óptima» zona geográfica en la que se construyó, que coincide con los requisitos que los tratadistas o agrónomos latinos planteaban para sus villas, tanto en el aspecto residencial como funcional. Entre estas características indispensables se encuentra la fertilidad de la tierra, su proximidad y buena comunicación con Saguntum, su ubicación a los pies de una montaña que la resguardaba de los vientos del norte y su cercanía al río Palància.
Entre el material arqueológico recuperado en las excavaciones se encuentran gran cantidad de material constructivo, fragmentos de columnas, molinos de mano, contrapesos, estucos, cerámica de época ibérica, romana, medieval-islámica y moderno-contemporánea, además de material metálico, vidrio, fragmentos de mármol, objetos de hueso trabajado o restos óseos faunísticos.
Este yacimiento arqueológico, que próximamente se unirá a la veintena de elementos ya reconocidos en Sagunt como bienes de interés cultural, tiene asociados otros bienes patrimoniales como El Molí de Les Pintes, una construcción hidráulica sin datar, que, junto a otros molinos y acequias de la zona, conforman una amplia red utilizada durante un amplio periodo histórico, así como el horno ibérico de Ponera, donde hay constancia de que se se producían ánforas desde épocas prerromanas.
Tras esta resolución favorable a la protección de la Villa Romana de Ponera, la dirección general de Cultura y Patrimonio se encargará de dar continuidad a la tramitación, aunque ya ha quedado suspendido el otorgamiento de licencias de parcelación, urbanización, construcción, demolición, actividad y demás actos de edificación y uso del suelo que afecten al inmueble y su entorno.
