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La basura de Morvedre generará biodiésel tras inyectarle 2,2 millones

El proyecto permitirá aprovechar el 90 % de los residuos que ahora acaban en el vertedero La planta de gasificación estará acabada en 2020

Reproducción de la planta de regasificación que se construirá en Algímia d'Alfara. levante-emv

La basura de El Camp de Morvedre está camino de ser la más aprovechada, después de que una empresa ilicitana haya anunciado una inversión de 2,2 millones de euros para producir biodiésel a partir de la fracción de rechazo que genera la planta de tratamiento de residuos sólidos urbanos de Algímia d'Alfara.

En plena campaña para la implantación de la recogida selectiva de materia orgánica, el consorcio zonal de residuos va más allá con esta planta de gasificación, cuya construcción arrancará el próximo año y permitirá convertir en combustible cerca del 90 % de los desechos que ahora acaban en el vertedero.

Así lo explican desde Greene Waste to Energy, firma con sede en Elx fundada a principios de 2011 por cuatro químicos, que impulsa el proyecto junto a la concesionaria de la planta de Algímia, Reciclados Palancia Belcaire, una asociación empresarial murciana o un instituto tecnológico sueco, entre otros.

El proceso consiste en la producción de gas que posteriormente se transforma en biodiésel, aprovechable para la alimentación de vehículos, aunque en España sólo hay 120 matriculados con este combustible, la generación de electricidad y el suministro de calefacción en hogares. Este proyecto cuenta con un 60 %, cerca de 1,3 millones de euros, de su financiación a través del programa europeo Life, iniciativa dirigida al ámbito medioambiental que pretende contribuir al desarrollo sostenible y al logro de los objetivos de la estrategia comunitaria.

El hecho de aprovechar los residuos que no se reciclan en la planta de valorización permite que esta instalación favorezca la reducción de los gases de efecto invernadero que se producen en los vertederos, además de alargar la vida útil de estos depósitos que, en el caso de Algímia, cuentan con una capacidad ligeramente inferior a los 1,5 millones de metros cúbicos. El combustible generado se destinará también tanto a la flota de vehículos asociada a la planta como al suministro energético de las instalaciones, con el consiguiente ahorro en los costes variables del servicio de valorización de la basura urbana.

De problema a oportunidad

El director de operaciones de Greene reconocía durante la presentación de esta inversión que «convertimos un problema en una oportunidad, tal como marcan los nuevos modelos de economía circular. Eliminamos los residuos que no generan ningún valor», más bien provocan «problemas de espacio y riesgos medioambientales por la filtración de lixiviados, a autocombustión o los gases de vertedero, y como beneficio obtenemos una nueva materia prima que es el gas de síntesis, capaz de ser transformado en un producto de alto valor añadido que nos permitiría no depender de los combustibles fósiles. Convertimos -concluía- una planta de residuos en una fábrica de materias primas».

La próxima semana está convocada una reunión en la planta de Algímia para abordar las distintas fases del proyecto, que está previsto que finalice en 2020. En dicho encuentro se tratarán los aspectos técnicos y se establecerá el plan de trabajo a seguir durante la construcción, instalación y puesta en marcha de la tecnología de gasificación de Greene en el cuarto trimestre de 2018. Proyectos de estas características ya se desarrollan en Norteamérica, Sudamérica, este de Europa y Asia, según explica desde la propia empresa alicantina que cuenta con una veintena de empleados.

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