Vecinos del barrio de Baladre están desesperados ante los residuos fecales que se acumulan en el bajo de un edificio, un local de propiedad de la Generalitat que hace unos tres años albergaba un negocio pero que, desde hace tiempo, es un foco de suciedad, insalubridad, malos olores y plagas por un problema en la red de saneamiento.

El estado en que se encuentra el lugar es tan deplorable que los fecales no sólo llenan prácticamente todo el suelo de la antigua pescadería. También hay filtraciones al exterior, como se puede ver en una acera llena de manchas. Además, el patio de la finca presenta humedades en la pared colindante a ese bajo que apesta, donde se ven restos de deposiciones, condones y compresas.

La situación es tal que incluso un bar cercano ha pasado el verano sin poder montar su terraza debido al olor nauseabundo que llegaba hasta allí y la gran cantidad de mosquitos que criaban en ese bajo. «Es asqueroso. Así no se puede vivir. Es lamentable que esto sea de una administración pública y esté en estas condiciones», decía una mujer.

Los vecinos admiten que, en enero de este año, ya hubo una actuación en el bajo para solventar un problema similar. Entonces, la Generalitat corrió con todos los gastos, a través de la Entidad de Infraestructuras (EIGE) que sustituye al antiguo Instituto Valenciano de la Vivienda (Ivvsa). En concreto, la EIGE mandó una cuba para extraer los vertidos y dejó el local limpio. No obstante, las filtraciones de fecales al bajo se reanudaron después, por lo que los vecinos consideraban que aquello «fue una limpieza superficial más que otra cosa, porque el problema de fondo no se solucionó». Tras quejarse hace unos 15 días al ayuntamiento, residentes en esta zona consideraban que el EIGE debe volver a actuar y dar una solución definitiva, «ya que es el propietario de toda la finca y los vecinos están de alquiler», decían además de lamentar la suciedad que hay en la entrada al local.

Desde la EIGE, sin embargo, la visión era distinta. Este organismo asegura que en enero desatascó la red de saneamiento del edificio y solventó la inundación de fecales en la planta baja. Entonces sacó de arquetas y bajantes «elementos que no deben ser evacuados a través del sistema de desagüe» y «advirtió a los vecinos que, de provocarse la misma deficiencia, deberían repararla ellos», decían a preguntas de Levante-EMV mientras el barrio lo que espera es una respuesta «urgente».