Ha dejado una honda huella y un listón "muy alto" para quien tenga que sucederle al frente de la parroquia San Pedro del Port de Sagunt, la misma que hace 40 años sirvió para las reuniones clandestinas del sindicato CC OO y dio origen al colegio anexo del mismo nombre, hoy concertado. Francisco Albuixech, considerado como "uno de los últimos curas obreros" del Port de Sagunt, falleció ayer a los 82 años en el hospital comarcal después de años lidiando con una enfermedad "que nunca le quitó la serenidad, ni la alegría", según sus allegados.

Esa capacidad de resistencia no era nueva para él, sobre todo después de haber sufrido "momentos duros", de soledad e "incomprensión" por parte de la jerarquía eclesiástica y hasta de sus feligreses, como él mismo reconoció por escrito en la página web de su parroquia. La sanción gubernativa de 200.000 pesetas que le impusieron a finales del franquismo, mientras a otros dos sacerdotes del Port de Sagunt le ponían otras de 300.000 y 150.000 pesetas, fue uno de esos tragos amargos.

Entonces, a principios de noviembre de 1975, tanto él como los párrocos de San José y Begoña -Sebastián Teresí y Antonio Duato- fueron acusados de "pronunciar frases y verter ideas que han sido consideradas como punibles" en sus misas, así como de repartir a sus feligreses copias de la homilía de monseñor Infesta; algo agravado por Teresí, al distribuir copias del fragmento del primer discurso del Papa referente a España, según se publicó en la prensa de la época. Pero ninguno recurrió, para no reconocer delito, alguno y en eso se mantuvo el espíritu del renovador "equipo" que, a nivel sacerdotal, llevó hasta el Port una iglesia muy comprometida en lo social que supo atraerse a una población aún conmocionada después de que un sacerdote fuera condenado por asesinar a un monaguillo de 9 años en 1971, en la iglesia de Begoña.

Precisamente, Albuixech llegó al Port en 1972 y, recién ordenado sacerdote, aterrizó como vicario de la iglesia de Begoña. A partir de entonces, se fue ganado a pulso el reconocimiento, si bien su mayor legado se vio reflejado en San Pedro, desde que en 1975 asumió el reto de sustituir a José Fornés.

Contra la injusticia

Allí, Albuixech impulsó durante más de cuatro décadas una parroquia muy viva, conocida por su compromiso social y solidario; un lugar desde donde él, con humildad pero evidente carisma, se convirtió en "todo un referente de una iglesia que lucha contra la injusticia, la pobreza y está al lado de los trabajadores", como apuntaban desde la comunidad a Levante-EMV. Con él al frente, la parroquia fue creciendo en proyectos mientras el colegio promovido en 1960 se consolidaba, Cáritas se fortalecía y la acción pastoral se revestía de formación, incidiendo en el importante papel de los seglares comprometidos. "Mucha gente implicada a nivel político y sindical ha pasado por la parroquia. Y gran parte de la gente que montamos la ONG de comercio justo La Tenda de Tot el Món, también", recordaba Carles Xavier López, expresidente de la coordinadora valenciana de ONGs.

Como que otros curas obreros hicieron en el Port Albuixech había conseguido contagiar ese espíritu a adultos, jóvenes y niños; gentes que ayer lloraban su adiós definitivo, conscientes de toda la labor que queda por hacer, pero con una puerta abierta a la esperanza: La de que, próximamente, llegue a la parroquia de San Pedro "otro Francisco". "Si ha ocurrido con el Papa, ¿por qué aquí no va a pasar lo mismo?", se decían.

La capilla ardiente, instalada en el templo, se convirtió ayer en un río de gente que quiso darle su adiós. Incluso acudió el cardenal arzobispo Antonio Cañizares, que hoy no podrá presidir su funeral al salir de viaje a Roma. Todos quisieron despedirse de ese sacerdote de Bolbaite que también fue arcipreste del Port y administrador parroquial del Carmen. La misa exequial tendrá lugar hoy, a las 12 horas, presidida por el obispo auxiliar Javier Salinas.