Una lluvia de ceniza y un paisaje desolador con más de 320 hectáreas arrasadas por el fuego era la estampa con la que amanecía ayer el Marjal dels Moros de Sagunt tras un incendio devastador que permaneció activo durante más de ocho horas y del que «todo parece indicar que fue provocado», tal y como aseguró ayer el diputado de Medio Ambiente, Josep Bort.

Por ahora la investigación de lo ocurrido sigue abierta y se intenta confirmar los testimonios que apuntan a la existencia de varios focos cuando comenzó el fuego.

Mientras, desde el punto de vista ambiental, los expertos son optimistas y estiman que el humedal se recuperará en unos cuatro meses, si bien los daños ocasionados por el fuego no han sido pocos.

A la alta mortandad de invertebrados hay que añadir las consecuencias negativas para la avifauna, principalmente para las aves acuáticas, ya que el incendio ha afectado a «la composición vegetal de su hábitat, a su estructura y a la disponibilidad de alimento» , según exponía Pablo Vera, técnico de SEO/BirdLife. Además, algunas especies en vías de extinción han visto arrasadas sus zonas de nidificación. Esta situación provocará que muchas de estas aves busquen nuevas colonias en otros lugares, probablemente, en humedales cercanos como el de Almardà-Almenara, como adelantaban otros expertos.

A pesar de que se espera una rápida recuperación de la vegetación en el marjal, «es muy improbable que ésta tenga lugar con una estructura que permita el establecimiento de los nidos antes de abril», decían desde SEO. Sin embargo, el rebrote de nueva vegetación estructural también beneficiará a la aparición de nuevas especies y a la creación de nuevos hábitats. «El marjal es un espacio dinámico de evolución rápida que se sobrepondrá pronto», insistían fuentes próximas a la Conselleria de Medio Ambiente.

En cuanto a los galápagos, aseguran que «difícilmente han podido sufrir daños al estar invernando», explicaban las mismas fuentes.

Respecto a la recuperación del humedal, desde SEO se advertía de que esto es posible «siempre y cuando la disponibilidad de agua de buena calidad sea suficiente y se haga una buena gestión de la misma, lo que implica regular bien los niveles y que haya circulación», por lo que solicitaban a la conselleria que «se ponga a trabajar rápidamente con medidas que aseguren una buena recuperación».

Algo más tardarán en sobreponerse los vecinos del Grau Vell, que vieron cómo las llamas se quedaban a escasos metros de sus casas. En algunos casos, el fuego entró en sus corrales, como en el de José Manchón quemando su tractor, parte de sus herramientas y otros enseres, unas pérdidas que él mismo ha valorado en más de 20.000 euros. También ha sufrido daños el inmueble de su vecino, con persianas y ventanas socarradas por las llamas y parte de la fachada lateral. Otras casas diseminadas no han corrido tanta suerte y el fuego lo ha arrasado todo, como es el caso de Joan que se quedó sin techo donde dormir.

La angustia también se apoderaba de los vecinos al recordar cómo el jueves vivieron momentos de mucha tensión al ver que el fuego les cercaba. Las tareas de desalojo fueron complicadas, principalmente por el humo, que impedía respirar e imposibilitaba ver. «Temí por mi madre, la tuve que sacar con un pañuelo mojado en la boca porque se ahogaba», decía un vecino a Levante-EMV.

Otros temieron por sus animales. Dos hermanos se jugaron la vida para rescatar a su caballo que quedó encerrado en su corral y al que pudieron sacar casi agonizando por el puerto, junto a sus perros. «Ha sido un milagro, hemos pasado mucho miedo; esto era terrorífico», afirmaba Rosa Arellano.

Los vecinos «nos hemos sentido abandonados», lamentaban además de denunciar la falta de hidroaviones, como criticó también el alcalde de Sagunt, Quico Fernández. «Con ellos, el incendio no hubiera alcanzado las dimensiones que ha tenido y espero que sirva para hacer una reflexión», apuntó el mandatario.