La catedrática de Arqueología de la Universitat de València, Carmen Aranegui, desmontó el mito de que Sagunt era una colonia griega y apuntó que la creencia se mantuvo para «justificar la Guerra Púnica», afirmó.

Ésta fue una de las afirmaciones más llamativas que Aranegui realizó durante su ponencia «El Comerç d´Arse», en el centro cultural Mario Monreal de Sagunt dentro del ciclo de conferencias «La Ciutat Ibèrica», en el marco de la candidatura de Sagunt a Patrimonio de la Humanidad.

En su intervención, la catedrática explicó que el comercio propició un cambio cultural «de forma mucho más efectiva que la colonización» y que «los lugares con puerto son lugares donde hay tráfico de gente de sitios muy distintos», como fue el caso de Arse; argumento que utilizó para reforzar su teoría sobre el mito romano, que pidió no seguir alimentando. «Éste era un puerto abierto y no hay base documental de su origen colonial». «Se navegaba desde el mes de marzo hasta el mes de septiembre, y por lo tanto había veces que las tripulaciones de los comerciantes hibernaban en un determinado lugar. Por lo tanto, allí se establecían una serie de convivencias que daban lugar a cambios culturales», expuso Aranegui.

Tras esta explicación matizó que «los edetanos de Arse forjaron su historia mirando al mar», ya que el mar fue en la antigüedad la principal via de comunicación, añadió.

La conferencia de Aranegui, que estuvo coorganizada por el Centro Arqueológico Saguntino y el Ayuntamiento de Sagunt, como el resto del ciclo de ponencias, se centró en dar a conocer cómo era el comercio en Arse durante la época íbera, un comercio que vino marcado por un enclave importante: el Grau Vell, «el puerto documentado más antiguo del litoral valenciano», dijo.

Según los estudios realizados, fue un puerto con un comercio de larga distancia y de distintas mercancías, desde cereal, vino, aceite, a manufacturas y metales, apuntó la catedrática.

Esto demuestra que Arse también fue un importante centro productor que «incentivaría todas las posibilidades de producción que le permitía la tierra». En definitiva, un centro de distribución al que llegaban y del que salía mercancía.

Los restos arqueológicos encontrados en el Grau Vell demuestran la participación del puerto en un tráfico internacional, como «bienes que proceden de Grecia, Cartago, Roma o Ibiza», además de la la existencia de envases para almacenar.

Epigrafía mercantil

Aranegui insistió en que el Grau Vell «no fue un puerto menor», y justificó su aseveración en varios puntos. Uno de ellos en la epigrafía íbera, con un claro carácter mercantil. A esto suma la existencia de un torreón (torre de vigilancia), «importante y bien construido», que no tenían todos los puertos, o la conservación de estructuras en tierra firmes como las construcciones que datan del 500 A.C. en las que el 50% del material encontrado era de importación, aseguró.

La excavaciones subacuáticas también corroboran la importancia del Grau Vell, dada la detección de naufragios , que ponen de manifiesto la presencia de grandes buques, lo que descarta que fuera un fondeadero.

Precisamente en este punto, la catedrática tuvo unas palabras de recuerdo para el cronista Bru i Vidal del que dijo que «gracias a él se clarificaron muchas cuestiones del puerto de Sagunt» que, en un principio, algunos estudiosos situaban en Almenara.