Un gesto tan cotidiano como añadir cacao soluble al desayuno de los niños -y algunos mayores- se ha convertido a partir de ahora en un pequeño acto solidario. Y es que desde hace una semana, la Tenda de Tot el Mon de Sagunt, una de las organizaciones de comercio justo y solidario más veteranas de la Comunitat Valenciana, ha comenzado a distribuir su nuevo producto Cacau Morvedre. Aunque detrás hay mucho más que un simple cacao soluble.

Hay nada menos que doce meses de duro trabajo en un proyecto de educación para el desarrollo, financiado con ayudas de la Generalitat, en el que se han implicado cientos de escolares de la comarca, instituciones como el ayuntamiento de Sagunt y Estivella, la mancomunidad de Les Valls, artistas y muchas personas anónimas dispuestas a poner su pequeño granito de arena por un mundo más solidario.

Uno de los primeros objetivos fue el acercar a los consumidores, fundamentalmente niños, qué hay detrás de ese polvillo que endulza su vaso de leche cada mañana. Para ello, los centros escolares desarrollaron las guías didácticas donde les explicaban el origen del cacao que iban a tener a partir de ahora a su alcance. Pero ese acercamiento no fue solo una aproximación fría y teórica. En todos estos meses, los escolares tuvieron la oportunidad de conocer en persona a Francisca y Jaime, dos representantes de la cooperativa dominicana de comercio justo Conacado encargada de abastecer a Cacau Morvedre, siguiendo criterios de sostenibilidad, respeto de los derechos de los trabajadores y igualdad de la mujer.

Desde los campos de la República Dominicana el cacao, antes de llegar a Sagunt, hace una parada previa en Terrassa donde otra cooperativa solidaria, Alternativa 3, se encarga de procesar el producto y envasarlo con la marca Cacau Morvedre. Una marca creada de forma colectiva, ya que han sido los propios chavales que han participado en la experiencia quienes han diseñado la imagen del producto a través de un concurso de dibujo: un corazón de cacao rodeado por cientos de diminutas personas, creado por la niña Noa Moliner, cuya obra quedó ganadora.

La experiencia incluyó la elaboración de todos los elementos presentes en el lanzamiento de una nueva marca: desde una canción compuesta por el grupo Camí de Nora, hasta un vídeo explicativo de la experiencia creado por el videoartista Vic Pereiró.

Un esfuerzo que hoy se ve recompensado con el inicio de la comercialización de este peculiar producto que no solo esconde un rico y dulce alimento detrás de cada cucharada. También incluye un nutriente no menos necesario para grandes y pequeños: el de la solidaridad.