Durante más de diez años, he sido voluntario de Protección Civil y he formado parte de esa vocación de servicio a la ciudadanía no siempre bien y justamente valorado por la mayoría de los miembros de la corporación de Sagunto.

Conozco, pues llegué a ser segundo jefe de la agrupación, lo difícil que es conducir un grupo heterogéneo, liderarlo con mezcla de disciplina y amabilidad para que las acciones a realizar sean lo más eficaces posibles. En esto, Ximo Martínez, que fue quién me incorporó ni bien llegué a Sagunto procedente de Madrid para trabajar en el ayuntamiento, ha sido un maestro, de esos que también son, muchas veces, amigos, compañeros, pero también, a veces, padre. Y él es uno de los padres de las premiadas, extensas y bellas playas accesibles del Puerto de Sagunto.

De nuevo en Madrid, me duele como miembro de Papa Charly, una agrupación reconocida por su labor por la Policía Local, la Nacional, la Guardia Civil y los Bomberos, como ejemplar en su comportamiento, a pesar del poco material con que siempre hemos contado para actuar como apoyo a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Pero siempre, en todos lados, siempre, allí está Protección Civil Sagunto. En Sagunto, en el Puerto, en los barrios, en los pueblos de la comarca, en cada evento, en cada incidente, sea fuego o agua, desaparición de personas o incidentes donde se reclame su presencia.

La gestión de las playas accesibles fue creciendo hasta llegar a recibir el merecido premio de ser la mejor. A ella vienen familias que tienen hijos, gente de mediana edad, mayores, de todas las condiciones sociales y puedo asegurar de muchas partes de Europa, por encontrar en estos voluntarios algo más que ser unos hombres y mujeres dispuestos a prestar un servicio complejo. Encontraron siempre un cariño especial que les dio el título, de los propios usuarios de «ángeles de naranja» y eso se logra con una atención especial que supera el mero cumplimiento de una función.

Una mísera nómina recibían mis compañeros por semejante dedicación para la cual hay que estar muy bien preparados, más allá de lo técnico, afectiva y psicológicamente. Y ahora, por esa falta de capacidad de hacer lo que se debe de forma clara, transparente o por la inutilidad técnica de quien corresponda, resulta que un organismo de la Generalitat que, por los visto, sólo entiende de números y leyes, afectará a decenas de personas que vienen todos los años a nuestras playas a ser atendidas por estos «ángeles de naranja».

Creo que de una vez, luego de muchos intentos de privatizar este servicio tremendamente económico para las arcas municipales, alguien, algunos, pueda ser que todos los miembros de la corporación, a quienes en su mayoría conozco, tomen el asunto, de una vez, en serio y logren revertir la situación. Será una forma de reconocimiento a la labor de mis compañeros y una renovada esperanza de quienes están a punto de llegar con su ilusión de ser atendidos por ellos, los encuentren como hace más de diez años.

El alcalde, sí usted, tú querido Quico, pues somos amigos, eres el jefe natural de Protección Civil, más allá de la concejala delegada. Encabeza tú en la Generalitat la reparación que sea necesaria y la autorización correspondiente para que Protección Civil Sagunto, División Playas, esté en las orillas de nuestro Mediterráneo cumpliendo con una tarea que nadie, de eso estoy seguro, nadie hará como lo han hecho ellos y que ya estaban preparados para hacerlo este año.

Espero que más allá de tener en cuenta mis palabras, tengan en cuenta los hechos. Hechos que siempre han agradecido, en este caso, las decenas de minusválidos de distintas capacidades que regresan todos los años a nuestras playas accesibles.