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Galmed, veinticinco años de historia

La fábrica de galvanizado conmemora su aniversario tras superar la crisis que abocó a su cierre hace cinco años

La empresa conmemoró ayer el aniversario. tortajada

Hace menos de dos años, pocos habrían encontrado para celebrar un aniversario en la planta Galmed de Sagunt con las instalaciones cerradas, y decenas de trabajadores obligados a emigrar para conservar su empleo. Y, sin embargo, ayer la planta de galvanizado conmemoraba el 25 aniversario de su creación con una perspectiva de futuro cargada de optimismo.

Wolfgang Born, director de la planta, confirmaba estas sensaciones. «Vivimos este aniversario satisfechos y con muy buenas perspectivas», comentaba. No es para menos. Tras la reapertura de las instalaciones a finales de 2016, la empresa registró una facturación en su primer ejercicio de 38 millones de euros, con unos beneficios de 4,7 millones. Unas cifras que también tienen su plasmación en el empleo, aunque todavía siga por debajo de los niveles registrados antes del cierre en 2013. Pese se ello, si al retomar la actividad comenzó con 70 trabajadores, en la actualidad la plantilla está en torno a los 120.

Con todo, la historia de Galmed no ha sido fácil en estos 25 años de historia. La empresa se constituyó en junio de 1992 con un capital social de unos 8.000 millones de pesetas. Ensidesa, la compañía siderúrgica del Estado, disponía del 51 % de las acciones, el resto se la repartían a partes iguales la firma francesa Sollac y la multinacional alemana Thyssen. La factoría entraría en funcionamiento un año más tarde, con una capacidad de producción de 250.000 toneladas de chapa galvanizada utilizando como materia prima las bobinas procedentes de Sidmed, heredera de los antiguos Altos Hornos del Mediterráneo. Su mercado priorizado era el sector del automóvil.

Sin embargo, la marcha de la emprensa se vería muy pronto afectada por el proceso de privatización de la siderurgia europea. La fecha clave es 2002, cuando se produce la fusión del grupo francés Usinor, la luxemburguesa Arbed y Aceralia, la empresa que reunía las empresas públicas españolas para conformar el grupo Arcelor. Bruselas da luz verde a la operación pero imponiendo la venta de algunas fábricas. Galmed será una de ella, pasando a depender del grupo Thyssen que adquirió el resto de participaciones por 40 millones de euros.

Los momentos más duros

La actividad continuó con normalidad hasta que cinco años más tarde estalló la crisis económica. La caída de la demanda, la reestructuración del grupo y las amenazas de cierre pronto aparecieron en el horizonte. En el verano de 2013, la decisión está tomada y se anuncia un cese de la actividad que provocaría 165 despidos y la pérdida de unos 500 empleos indirectos. Sin embargo, aquel jarro de agua fría no desanimo a sus trabajadores, que en aquellos duros meses protagonizaron las mayores protestas que vivía Sagunt desde la reconversión industrial. Movilizaciones que tuvieron el respaldo de los vecinos y las distintas administraciones.

Aquella perseverancia tendría sus frutos. Una parte de los afectados por el cierre son recolocados en plantas alemanas, mientras los distintos sectores implicados continúan realizando gestiones con la reapertura de las instalaciones como objetivo. Un reto que parecía difícil pero que, por fin, el 9 de diciembre de 2016, tras tres años de cierra, se hacía realidad.

Ahora, Galmed conmemora los 25 años con nuevos retos por delante. Tras el acuerdo entre Thyssenkrupp y Steel Tate, forma parte del segundo consorcio siderúrgico más grande del mundo. Pero eso será el capítulo de una nueva historia todavía por escribir.

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