El modelo de formación dual alemán es un ejemplo internacional de integración de los alumnos en el mercado laboral. Su secreto radica en sumergir al alumno en la realidad que encontrará cuando inicie su vida profesional, adaptando su formación a las necesidades de sus potenciales contratadores. Los resultados son unos niveles de integración laboral envidiables en una país como España donde el desempleo juvenil es uno de sus mayores problemas.

Ahora para acceder a este modelo ya no es necesario estar en Alemania. Al menos en Sagunt. Y es que, desde hace dos años, la empresa Thyssenkrupp Galmed ha puesto en marcha un original programa de formación que permite a los estudiantes finalizar con una titulación oficial alemana expedida por la Cámara de Comercio de aquel país.

Wolfgan Born era hasta hace poco el gerente de Thyssenkrupp Galmed. Ahora es el responsable de este programa de formación dual. «Existe mucho paro juvenil, pero al mismo tiempo las empresas de la zona nos confirman que les faltan trabajadores cualificados. Por eso, desde nuestro compromiso de responsabilidad social, quisimos hacer esta aportación a la comarca para facilitar la incorporación laboral de los jóvenes», comenta.

El programa arrancó en 2016 con la firma de un convenio con la Generalitat para la creación de un centro de formación. La empresa se encargo de la puesta en marcha de las instalaciones, incluida toda la maquinaria y el personal necesario. Hace unas semanas terminaba su primer año los 10 primeros alumnos y ya están seleccionados 12 que se incorporarán a partir de octubre, entre ellos la primera chica. Todos son alumnos del IES Eduardo Merello con grado superior de FP . La experiencia dura dos cursos. En el primero, los estudiantes becados realizan 400 horas de prácticas en diferentes empresas y otras 400 en el taller de formación dual de Thyssenkrupp Galmed. El siguiente año mantienen las mismas horas, pero con un contrato de aprendizaje.

Toni, uno de los monitores, destaca que «lo que más escuchamos es: 'en el instituto era de otra forma'. Y nosotros les tenemos que recordar que esto no es el instituto, esto es lo que se encontrarán cuando lleguen a una empresa». Porque el día a día de estos alumnos reproduce la realidad de un trabajo real: las ordenes, los protocolos de actuación. Y una premisa básica, el estricto seguimiento de las normas de seguridad.

Completados estos dos años, un equipo de la Cámara de Comercio alemana evaluará a los alumnos. Si superan las pruebas obtendrán su certificado alemán de Experto en Mecatrónica Industrial, que tendrá que homologar en el ministerio de Educación.

Integración laboral

Aunque todavía no se pueden saber el grado de inserción laboral ya que aún no ha finalizado todo el programa la primera promoción, la espectativas son positivas. «Si las empresas colaboradoras están contentas con los chavales que han tenido en prácticas, lo normal es que los tengan en cuenta cuando necesitan personal», señala Born. Por lo pronto las expectativas son halagüeñas. Varias de estas empresas ya han realizado contratos para el verano a algunos alumnos pese a no estar obligadas a ello. Reme Bonet, coordinadora del programa,apunta otra cualidad que propicia este fenómeno: «son chavales muy incentivados, que han asumido el espíritu de esta experiencia».

Wolfgan Born cree que una de las claves del programa es la implicación de las empresas de la comarca. Por ello se muestra agradecido al respaldo tanto de la asociación empresarial Asecam como de las distintas firmas que colaboran. El pasado curso fueron seis: Valsic, Daorje, Ibersteel, Gonvarri Valencia, Profiltek Spain y Zuvamesa. Para el próximo curso ya son nueve más Fertiberia, Factor Ingeniería y Decoletaje, Compañía Valenciana de Aluminio Baux, BVALVE Flow, Systems & Controls, Utisa, Mecanizados Alcañiz, Montajes y Servicios Mecánicos Alva, Pine Instalaciones y Montajes y Hierros de Levante, del grupo Bamesa.

Para Born ese es el camino: «Lo importante es que las empresas vean este tipo de formación no como un gasto, sino como una inversión de futuro».