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Patrimonio

La Villa de Ponera, la última joya de la corona saguntina

Cultura ha confirmado su valor declarándolo BIC - Los expertos estiman que se trata uno de los suelos más antiguos de toda la península

La villa de Ponera destaca por su buen estado de conservación. tortajada

Si en la Comunitat Valenciana existe un nombre indisolublemente unido al patrimonio histórico ese es, sin duda, el de Sagunt. Una veintena de monumentos y conjuntos históricos reconocidos como Bien de Interés Cultural, algunos de la envergadura del castillo o el teatro romano, así lo atestiguan.Ahora esa envidiable corona patrimonial acaba de verse enriquecida con una joya más, la villa romana de Ponera, que desde el pasado 27 de julio ostenta ese máximo nivel de protección que otorgan las administraciones públicas.

Y es que la villa de Ponera está considerada una de las villas romanas más importantes de toda la Comunitat Valenciana e, incluso, del conjunto de la Península Ibérica. También una de las más antiguas, pues sus características evidencian su pertenencia a una de las etapas de más pronta romanización, lo que según los expertos podría convertirla en «uno de los suelos más antiguos de la península».

Su hallazgo se produjo por casualidad, hará unos siete años, durante las obras de construcción del tramo de gasoducto entre Tivissa y Paterna. Su construcción se remonta, según los arqueólogos que han estudiado el yacimiento, a hace unos dos mil años, en el periodo de transición vivido entre el final de la República y el inicio del Imperio Romano.

Además otra de las características de esta villa es el buen estado de conservación en que se encuentra. Destacan en este sentido, tanto sus pavimentos como sus elementos decorativos, con sus mosaicos pintados con colores rojizos, blancos y negros. Entre los elementos que han perdurado sobresale su gran atrio de 10 metros de ancho por siete y medio de ancho alrededor del cual se repartías dieciséis estancias entre las que sobresalen su triclinium o comedor, construido con caliza azulada saguntina. A él se le suman media docena de cubiculae o dormitorios y otras cinco estancias cuya funcionalidad se ignora.

El entramado de la villa se completa con zonas de almacenamiento y canalizaciones de agua, ligadas tanto al abastecimiento domestico como a las labores agropecuarias que se desarrollaban en el lugar. De hecho, esta doble función residencial y productiva queda especialmente de manifiesto en la ubicación elegida para su construcción, cerca de una montaña que la resguardaba de los inclemencias climáticas, en un suelo fértil, cerca del río Palancia que le garantizaba el agua y bien comunicada con la entonces ciudad de Saguntum.

Después de que la Conselleria de Cultura haya reconocido su valor arqueológico como bien de interés cultural, la Villa de Ponera afronta una nueva etapa en su larga historia. Y el reto que ahora tiene por delante este importante patrimonio no es menos difícil que el ha tenido que afrontar en sus dos milenios de existencia: su puesta en valor para el disfrute y conocimiento de todos.

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