La operación policial que ha permitido desmantelar una trama que se dedicaba a la reventa de latas de refrescos que sus productores habían retirado del mercado ha puesto fin a cerca de un año de supuesto fraude que puso en peligro la salud de centenares de consumidores. Los investigadores sospechan que dicha red podría estar robando latas en mal estado de la depuradora de Paterna desde noviembre de 2017.

En esa fecha la planta de la Entidad Pública de Saneamiento de Aguas Residuales de la Comunidad Valenciana (EPSAR) situada en Paterna empezó a recibir latas de la compañía Coca-Cola. De hecho, al recibir esa nueva carga de trabajo, es cuando contrató más personal. Al parecer, entre esta nueva remesa de trabajadores se encontraba el ahora detenido como presunto cabecilla. Se calcula que la depuradora de Paterna habría recibido desde noviembre del pasado año unas 3.700 toneladas de latas de refrescos de las marcas Coca-Cola, Fanta y Aquarius.

La Policía Nacional ha arrestado en el marco de dicha operación a 17 personas, entre ellos tres trabajadores de la depuradora de Paterna, como adelantó ayer en exclusiva Levante-EMV. Estos se dedicaban presuntamente a comercializar de forma irregular miles de latas que debían de ser destruidas, ya que su contenido no cumplía con los requisitos mínimos sanitarios -caducidad o mal estado- y reciclados sus envases.

Se desconoce como estos trabajadores habrían logrado sortear los controles para sacar la mercancía que los productores habían desechado, y cuyo líquido debía ser depurado en la planta de EPSAR.

Al parecer, la empresa contratada directamente por Coca-Cola para deshacerse de esa mercancía en mal estado es una compañía de Picassent, encargada de certificar que las latas habían sido recicladas. Aunque ésta delegaba ese trabajo en la depuradora de Paterna.

Entre los detenidos, hay varias personas de Paterna que al parecer hicieron de intermediarias entre los trabajadores de la planta y sus compradores de Barcelona, así como los receptadores de las bebidas y vendedores de las mismas, supuestamente a sabiendas de su procedencia.

Según las fuentes consultadas por este periódico, el responsable de la planta depuradora de Paterna no se encuentra entre los investigados ya que desconocía por completo la actividad ilícita de estos tres trabajadores detenidos. Estas mismas fuentes aseguran que los presuntos estafadores, que habrían llegado a obtener algunos meses un beneficio de 6.000 euros, actuaron sin su consentimiento. De hecho, por cada lata destinada a su destrucción que sustraían ilegalmente de las instalaciones, la empresa perdía dinero sin saberlo.