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Crisis citrícola

"Los agricultores somos una especie en extinción"

Muchos pagan porque les tiren las mandarinas tras la peor campaña en décadas - El 85% de la producción se ha perdido o no ha cubierto gastos

Agricultores obligados a tirar la naranja en Sagunt

Agricultores obligados a tirar la naranja en Sagunt

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Agricultores obligados a tirar la naranja en Sagunt mónica arribas | sagunt

El olor a naranja podrida lo domina todo en campos enteros con mandarinas en el suelo. Es lo ocurre en muchas parcelas de toda la comarca pues, según los cálculos de la asociación de agricultores saguntinos AVA- Ascosa, el 25% de la producción de este año se ha perdido, el 60% no ha cubierto los gastos y apenas un 15% ha obtenido un beneficio similar al del pasado año; un hecho que ya ha llevado a varios agricultores a abandonar los cultivos y, literalmente, a cerrar el grifo del contador del agua para evitar más gastos.

Este triste panorama hace intuir el drama de muchas familias que ahora tienen que gastar dinero y energía en tirar la fruta para que los árboles puedan descansar y volver a florecer, mientras ven en los supermercados naranjas de Suráfrica o de la misma València a precios nada parecidos a los del campo.

«Vengo con mi hija pero, además, pago unos 60? por cada hanegada que me tiran. No me queda otra», explicaba a Levante-EMV José Giménez, un agricultor saguntino, que lleva en el campo desde los 13 años y asegura rotundo: «Esto es una ruina».

Su caso es ilustrativo de algo que, a mayor o menor escala, les ha pasado a muchos. «Yo llevo 180 hanegadas de clementinas. En teoría me las compraron todas, pero sólo me cogieron un 40%, las que estaban mejor. A finales de diciembre me dijeron de repente que ya no querían, cuando había muchísimas más que estaban buenas y tenían presencia», contaba. Esto hizo que, de 120.000 kilos, apenas le recogieran 48.000 por los que le pagaron unos escasos 4.000 euros, según relata. «Algunos se ofrecen a cogerte el destrío que queda en el árbol sin pagar nada, cuando ellos sí le sacan rendimiento para zumos. Es un desastre, así que yo me la estoy tirando por mi cuenta. Y esperando que haya suerte con la navel y la lane-late», apuntaba.

Otro agricultor de Quartell, Blai, añadía que «no había visto nunca nada igual a lo de este año». «Tengo 73 años. He visto plagas, granizo o que no hayan pagado, pero esto no», comentaba Blai a este diario.

Campos «a medio cuidar»

Tras una campaña precedida por un verano que no acompañó el calibre grande, algunos regalan ahora su cosecha a pequeños vendedores. Y caminos antaño rodeados de naranjos bien cuidados y en plena producción, están salpicados ahora de campos abandonados o «a medio cuidar», como afirma el presidente de AVA- Ascosa en Sagunt, Francisco Campillo.

«La gente está harta de perder dinero. Y como no hay beneficios, no se ve un relevo generacional. Los agricultores somos una especie en extinción. Y eso es un problema también para el medio ambiente», decía, al tiempo en que instaba a acudir a la protesta que se ha programado para este jueves en la plaza de Toros de València.

«Sólo nos queda reclamar. El año pasado nos pagaron con precios de hace 30 años pero que hasta veíamos medianamente bien pero es que esta vez que nos están dando una miseria, en los supermercados valen lo mismo. Alguien se está forrando pero no somos nosotros», decía además de lamentar que haya grandes cadenas «que presumen mucho de ser valencianas, pero descartaron vender clemenules cuando aún estaban buenas y si hubieran aguantando 15 días más, se podría haber dado salida a miles de kilos. No como ahora, que con la medida del Estado de retirar de 250.000 toneladas de naranja de menor calibre ante las protestas del sector, sólo se ha beneficiado a los grandes comercios y cooperativas».

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