Un joven adicto al consumo de estupefacientes ha aceptado 6 años de cárcel y el pago de una multa de 478.000 euros, después de ser sorprendido en Sagunt por la Guardia Civil con un cargamento de casi 18 kilos de éxtasis.
Esta droga sintética, también conocida como metilendioximetanfetamina (MDMA), estaba, por una parte, ya procesada en 20.000 pastillas con un pureza del 46 % y, por la otra, concretamente 9.862 gramos, todavía presentaba un estado cristalino de color marrón, con u na pureza en torno al 80%, según detallan los hechos probados del acuerdo alcanzado entre la fiscalía y el joven.
Así, este holandés nacido en Amsterdam hace 28 años acepta haber cometido un delito contra la salud pública, en su modalidad de sustancia que causa grave daño a la salud, por el que ya está en el centro penitenciario de Picassent desde que fue detenido en la madrugada del 24 de julio de pasado año.
Fue concretamente una hora y media después de la medianoche, cuando los agentes de la Guardia Civil registraron un vehículo de alta gama con matrícula holandesa que circulaba por la autovía A-7 a la altura del punto kilométrico 467 y que consideraron sospechoso. El registro confirmó esa desconfianza ya que, en un doble fondo en la zona de los asientos tanto del conductor como del copiloto, los agentes encontraron varias bolsas de plástico transparente que contenían el cristal y las pastillas de éxtasis, que, después de las comprobaciones sobre su pureza y la cantidad, se determinó que hubieran alcanzado un valor en el mercado ligeramente por encima de los 478.000 euros.
La Guardia Civil también intervino durante esta actuación dos teléfonos móviles y 4.120 euros en metálico, «procedente todo ello de su ilícita actividad», según aceptó el joven en su acuerdo con la fiscalía, después de que el juzgado número 5 de Sagunt se encargara de la instrucción del caso.
Trastorno grave con las drogas
Otro de los puntos que recoge este documento, al que ha tenido acceso Levante-EMV, es que un informe clínico emitido en diciembre del pasado año determinó que el condenado presentaba «un trastorno grave por consumo de sustancias estupefacientes, encontrándose en un estadio precontemplativo respecto del consumo de drogas», es decir, que todavía no sabe que tiene un problema con su adicción.
