R esulta muy difícil explicar qué se siente cuando alguien mete una papeleta con tu nombre en una urna. Cuando sabes que te ha votado no sólo la gente que te conoce y te quiere, sino también las personas con las que te cruzas por la calle. Gente que no te conoce personalmente, y con la que como mucho has coincidido esperando el autobús, estudiando en la biblioteca o disfrutando de la playa, pero que aún así te ha elegido a ti entre todas las opciones que tenía para representarle. Todo aquel que alguna vez ha formado parte de una candidatura electoral ha pasado por lo mismo, un cúmulo de sensaciones que se inicia cuando el recuento electoral desvela cuánta gente ha apoyado tu proyecto y para el que no existe en el diccionario una palabra que haga justicia a todo lo que se siente. El pasado 26 de mayo las 250 personas que nos presentamos a las elecciones municipales compartimos esa misma experiencia inexplicable. Es más fácil explicar lo que se siente el día después, cuando has asimilado por fin todo. Sentimos agradecimiento, claro. Por las personas que nos han apoyado, y por los que han trabajado en la campaña (en lo que se ve, y en lo que no se ve). Agradecemos a todos y cada uno de los militantes socialistas que han sacado tiempo de donde parecía que no lo había para llevar nuestro mensaje a los votantes. A nuestras familias, a las sabemos que les hemos robado gran parte del tiempo que pasamos juntos a pesar de que nunca se han quejado por ello. También sentimos responsabilidad. La que se desprende del hecho de haber sido apoyados por tanta gente que espera no ser decepcionada, pero también la que emana de nuestra ciudad. Una ciudad milenaria que ha sido protagonista de algunos de los hechos más importantes de la historia de España y de Europa, que vivió el despertar de la industria en nuestro país, y que ha de prepararse para los cambios que se están produciendo en la economía a escala global. Pero sobre todo sentimos ilusión. Ilusión por el futuro. Por la ciudad que queremos crear. Una ciudad abierta en la que todo el mundo cabe.

Donde no exista el sectarismo, ni los proyectos exclusivistas. Donde todo el mundo participe. Una ciudad en la que tanto los que nos votaron como los que no, se sientan reconocidos. Una ciudad en la que todas las voces sean escuchadas. Una ciudad por la que vamos a luchar los próximos cuatro años. Será toda una aventura. Y también un orgullo. Muchas gracias. Miles de gracias. 6.976 gracias por esta oportunidad. No os defraudaremos.