La recolección de las variedades de naranja más tardías ha vuelto a suponer un nuevo varapalo para los agricultores de la comarca. Aunque los buenos precios que se obtuvieron el año pasado por las «Valencia» hacía albergar esperanzas de que esta vez también fuera así, los temores de los más pesimistas se han cumplido y muchos agricultores no han llegado a cobrar ni a 2 euros la arroba cuando en 2018 obtuvieron más de 4 por esa misma cantidad, es decir, por 12,78 kilos.

Con estas cantidades, se han llegado a vender naranjas a un precio inferior al que cuestan de producir, pues se han pagado a 0,14 céntimos el kilo cuando sus costes se elevan a 0,18-0,20. «Es sangrante. Están abusando mucho de nosotros y la gente está muy cansada», aseguraba a Levante-EMV el presidente de la asociación de agricultores AVA-Ascosa, Francisco Campillo, al tiempo en que resaltaba que para zumo «se están cogiendo a 4 céntimos el kilo, lo que apenas da para sacarlse un jornal».

Las exigencias del comercio de buenos calibres también se han notado con especial fuerza e incluso otras variedades más cotizadas como la apreciada «Valencia Midknight» o la «Powell» tampoco han llegado a los niveles de 2018. «Están pagando la Powell a 3 euros la arroba como mucho, cuando el año pasado se compraron hasta a 5 euros», explicaba Campillo.

Esto ha echado por tierra la posibilidad de remontar la que ya es conocida como la «peor campaña de las últimas décadas». No ha habido un año como éste», reconocían desde AVA-Ascosa. «Empezó mal de precios con las extramembranosa hasta las clementinas tardías, como la Orri, que se ha pagado fatal o la Ortanique, que sólo algún afortunado vendió a 2,4 euros la arroba, pero que en general se vendió a 1,2 y al final hasta a un euro el cajón, además de dejarse mucha sin coger», apuntaba el presidente de la entidad, Francisco Campillo.

Expectativas no cumplidas

Las plantaciones de «valencias» empezaron a extenderse en la comarca hace 4 ó 5 años cuando los efectos del «Greening» hicieron arrancar numerosos árboles en en Estados Unidos y en Brasil. Al caer drásticamente la producción para zumos, esto elevó la cotización de las «valencia» hasta entre 3,60 y 4,20 euros la arroba. Sin embargo, la alegría no duró mucho y esto que, según Campillo, «parecía que iba a dar entre 10 y 15 años de tranquilidad» al agricultor valenciano, se ha quedado en una expectativa frustrada debido a las importaciones procedentes de países como Suráfrica, Turquía, Egipto o Israel. «Allí las exigencias y controles no son ni de lejos los mismos, ni a nivel sanitario, ni ambiental por lo que estamos compitiendo con unas reglas del juego que no son iguales para todos pues aquí producir cuesta 10 veces más... Sólo hay que pensar por ejemplo en que aquí los tractores también pasan la Inspección Técnica de Vehículos (ITV)», apuntaba también desde AVA-Ascosa Baltasar Quevedo.

«Esto prueba que hay problemas que o bien se arreglan desde Europa, o no tienen solución», aseguraba el presidente del Consell Agrari de Sagunt en funciones, Enric Ariño, además de incidir en otro factor: «Cada vez se ve más que en todas estas cosas lo fundamental son los acuerdos comerciales, más que las políticas agrarias, pues ya podemos dar subvenciones las administraciones, que si luego no se vende, mal».