El Club Deportivo Ares ha vuelto a ganar, pero esta vez no ha sido sobre el tapiz, sino en sede judicial, donde las disputas contra el Ayuntamiento de Sagunt se remontan a hace demasiados años. La última resolución sale del juzgado de lo contencioso administrativo número 4 de València, que ha estimado parte del recurso interpuesto por la entidad porteña contra la reclamación municipal de devolver la subvención nominativa de 2010.
Esta sentencia sin posibilidad de recurso cierra un procedimiento que se interrumpió durante meses hasta resolverse, también en contra del consistorio, la petición de cuatro años de cárcel por estafa para el presidente del Ares, Rafa Valero, por esta misma ayuda municipal de 19.000 euros. Sobre el último fallo, el máximo mandatario del club porteño apunta que «es favorable, aunque no todo lo que esperábamos, porque la jueza no consideró unos pagos que si estaban justificados».
Concretamente, la petición original del consistorio era que el Ares devolviera los 19.000 euros, aunque, después de las sucesivas alegaciones todavía en el ámbito administrativo, la reclamación de reintegro se quedó en los 10.122 euros. El fallo rebaja ahora esta pretensión hasta los cerca de 2.500 euros, después de que las únicas facturas que no se hayan aceptado se correspondan con comidas, ultramarinos y peajes asociados a diversas competiciones.
Pese a que las batallas judiciales afectan a otros casos, como la subvención de 19.000 euros de 2011 de la que el ayuntamiento también pidió el reintegro todavía con menos éxito, Valero cree que el asunto de 2010 todavía es más grave. «Por juicios previos, el ayuntamiento sabía del funcionamiento caótico y la mala praxis de la federación valenciana, que había reconocido su error. La nacional también había emitido informes que nos daban la razón, pero -añade- siguieron adelante y pidieron prisión para mi por falsificación de una factura».
Así, el dirigente señala que «ahora nos encontramos a mediados de 2019, después de unos gastos tremendos en abogados que han obligado a directivos a endeudarse personalmente para que el club no desapareciera». Y es que, además de poner en duda la justificación de las ayudas de 2010 y 2011, el ayuntamiento apenas concedió 2.500 al Ares en 2012, ya en concurrencia competitiva, y un año después, con el mismo expediente, ascendió hasta 8.500, cantidad que quedó retenida por la batalla judicial y que fue la última que se concedió al club.
Venganza personal
Sobre los orígenes de esta disputa, Valero apunta que «nuestro abogado, que es un experto internacional en derecho deportivo, tiene claro que esto arranca de una venganza personal que se ha hecho más grande, sin que ningún concejal de Deportes haya tenido la voluntad de pararlo». De esta forma, el presidente del Ares cree que el problema de raíz es que los ediles que pasan por este delegación «tienen pánico a enfrentarse a los técnicos, que están endiosados y se creen intocables, aunque no saben hacer su trabajo porque en muchos casos ocupan cargos que nos se corresponden con su titulación académica».
Sobre el siguiente paso a seguir después del nuevo espaldarazo de la Justicia, que «vuelve a reconocer que nosotros somos las víctimas», Valero señala que esperará a que se nombre al nuevo concejal de Deportes para encontrar una compensación. En este sentido y tras siete años sin ayudas municipales, el club ha estimado en 60.000 euros el perjuicio causado por todo el culebrón judicial y está abierto a pactar una solución a cuatro años, que no necesariamente tiene que contemplar de forma exclusiva la indemnización económica, ya que en estos años se han acentuado las necesidades logísticas para seguir adelante con la labor en favor de la lucha olímpica.
