Montse Puche vuelve como entrenadora a Sagunt, de donde en realidad nunca se fue desde su etapa como jugadora a las órdenes de Cristina Mayo en aquel Astroc que dio a la ciudad la único liga por equipos de la máxima categoría.
La excentral coge las riendas a partir del 12 de agosto del primer equipo del BM Morvedre, pese que «tenía otras ofertas, pero me decidí por ésta al estar cerca de casa. Reconozco que al principio tenía dudas, pero la plantilla que estamos configurando es muy ilusionante y tengo muchas ganas de empezar los entrenamientos».
A la hora de fijarse objetivos, Puche no quiere hablar del regreso a la máxima categoría, al menos de momento: «Tenemos que ir poco a poco, porque estamos en un proyecto absolutamente nuevo, desde las jugadoras al cuerpo técnico. El grupo de Plata en el que estamos es complicado, no solo porque están los otros dos recién descendidos -BM Castellón y Canyamelar València- sino también por los equipos que ya están consolidados en la categoría, así que empezaremos con cosas sencillas».
De ahí que, más allá de pensar en los resultados, «lo primero es hacer un equipo que confíe en el grupo y al que pueda transmitir el balonmano en el que creo. Me gustaría -añade Puche- que al final de temporada las jugadoras puedan decir que han aprendido conmigo». Pero antes de todo esto, el BM Morvedre tiene todavía algún fichaje pendiente, incluso después de cerrarse la llegada de la portera valenciana Amparo Aguas.
Fichaje pendiente
La jugadora de 29 años tiene una amplia experiencia en el balonmano de élite, incluida la cuarta plaza en el Mundial júnior y su presencia durante las últimas temporadas en la máxima categoría con el Canyamelar. De esta forma y según apuntan fuentes del club, todavía se busca una jugadora para la primera línea.
