Un movimiento sospechoso de chatarra a plena luz del día; una persecución por campos de naranjas; el olvido de los móviles y las carteras en el vehículo elegido para el traslado de la mercancía robada; un padre que trata de exculpar a su hijo asumiendo la comisión del delito... Éstas son solo algunas de las circunstancias que rodearon al robo frustrado por agentes de la Policía Local de Sagunt, que recuperaron 4.000 kilos de recorte de chatarra que entre «cinco o seis personas» trataron de llevarse de una empresa del polígono Sepes, según confirman fuentes policiales a Levante-EMV.

Esa es la cantidad de sospechosos que un testigo identificó sobre las 14 horas en una llamada al teléfono de Emergencias. El requerimiento para que un vehículo policial se personara en el lugar de los hechos permitió sorprender a una furgoneta blanca cuando iniciaba rápidamente la marcha por un camino de tierra, al tiempo que dos varones salían corriendo en dirección a un huerto de naranjas.

Ya con el apoyo de otras dos patrullas y un total de seis agentes, cuatro de ellos se dedicaron de forma infructuosa a tratar de interceptar a pie a los fugados, mientras que los otros dos localizaron la furgoneta a unos 100 metros de donde la vieron por primera vez, al final del camino por donde los sospechosos habían huido.

Con el vehículo abierto, los policías llevaron a cabo una inspección ocular, en la que encontraron sendas carteras con documentación personal, así como dos teléfonos móviles y las llaves de dos coches. De esta forma, los agentes supieron que los sospechosos eran dos hombres de 25 y 45 años, afincados en Paterna. También averiguaron que la furgoneta, cargada con seis paquetes de recorte de chapa y que no figuraba como sustraída estaba a nombre de una vecina de Xirivella, vehículo que se puso a disposición del juzgado.

Inmediatamente después de ocurrir los hechos, uno de los móviles recibió una llamada que los agentes contestaron para averiguar que se traba del padre del titular de la línea, el más joven de los sospechosos. El hombre aseguró a su interlocutor que ordenaría a su hijo que se presentara en las dependencias judiciales, aunque a última hora de la tarde se presentó él mismo para asumir la comisión del delito, una versión «que no es creíble», así que le dejaron marchar y le insistieron en que fuera su hijo el que se presentase.

Llamadas a los móviles olvidados

Al segundo de los teléfonos móviles también llegó una llamada, en este caso de una mujer que se identificó como la pareja del segundo sospechoso, el más mayor, que cuenta con antecedentes por robo con fuerza y en la cartera llevaba un auto de libertad dictado por el juzgado. En este caso, el hombre se presentó en las dependencias policiales y fue conducido, junto a los objetos intervenidos, a la comisaría de la Policía Nacional, que se hizo cargo de las diligencias posteriores.

Los policías de Sagunt también detectaron en su inspección ocular que los sospechosos habían accedido a los bloques de chatarra tras romper la valla perimetral de la empresa. Personado uno de los responsables de la firma mostró su intención de denunciar los hechos, después de determinar que, al precio de 250 euros por tonelada de chatarra, el montante de la mercancía que se trató de robar alcanzaba un valor de 1.000 euros.