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Los 'guardianes' del marjal de Almardà

Voluntarios de Acció Ecologista Agró velan por cuidar el paraje al máximo y promover allí tanto acciones de voluntariado como educativas

Los 'guardianes' del marjal de Almardà

Tienen las ideas muy claras y sacan tiempo de donde pueden. Son unos claros «guardianes» del marjal de Almardà-Almenara, unos activistas de Acció Ecologista Agró que trabajan duro todo el año en Sagunt con tal de hacer realidad un sueño: Que el humedal se convierta en una auténtica «joya» a todos los niveles y destaque en la selecta lista Ramsar de Humedales de Importancia Internacional donde está incluido desde 2018.

Hace solo tres décadas, el marjal de Almardà estaba seco y muchos en Sagunt tomaban por idealistas a estos integrantes de Agró a los que otros miraban con suspicacia pero que, con el tiempo, se han convertido en los mejores aliados tanto de las administraciones como del resto de colectivos presentes en la zona húmeda y sus alrededores: Desde los propietarios de tierras a vecinos, agricultores, ganaderos e incluso empresas de la zona.

La firme defensa de sus argumentos y su incansable trabajo sobre el terreno les han permitido, con el tiempo, ganarse el respeto y la confianza general en un proyecto que iniciaron hace años y al que ahora siguen dando forma, cada vez con más ayudas.

De hecho, gracias a que se trata de un humedal protegido, la Conselleria logró más de 300.ooo € de fondos europeos para reconstruir la gola de Quartell; una obra que aún tiene pendiente desde hace unos dos años.

El camino hasta esos reconocimientos ha sido largo, complicado y difícil en muchos momentos pues no faltó una batalla judicial iniciada por Agró cuando en 1990 estuvieron a punto de desaparecer 'els ullals' de Almenara debido a la descontrolada extracción de agua para cultivar arroz y nuevos regadíos de cítricos en las antiguas tierras de secano. Tras aquello, la aprobación de la Directivas europeas y leyes estatales y autonómicas del agua a finales del siglo XX supuso una revolución al obligar a la protección de todos los humedales.

Pero, ahora, Agró gestiona un total de 50 hectáreas de marjal. La mayoría son de propiedad privada, aunque también hay una hectárea comprada por los ecologistas y otras públicas.

Entre estas últimas están las del Ayuntamiento de Sagunt que siempre ha confiado en Agró la gestión de la Finca de Penya, reconstruida por la la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) tras las demandas del colectivo y convertida desde 2014 por el consistorio en centro de voluntariado ambiental.

Recuperación ambiental

Aunque al principio costaba creer, finalmente, ese lugar se ha convertido en lo que tenían en mente los veteranos de Agró: Un espacio que presume de biodiversidad y acoge tareas de educación ambiental para todas las edades y de muy distintos tipo: Desde visitas guiadas a centros de enseñanza a otras abiertas al público general los domingos. Desde hace 6 años, también tiene estudiantes en prácticas de gestión participativa de un humedal gracias al convenio firmado con el ADEIT de la Universitat de València y centros de FP de Segorbe y Catarroja; algo que le ha llevado a recibir incluso a universitarios extranjeros que realizan sus prácticas en el marjal. Además, en verano, no faltan los 'campamentos' para niños organizados de manera diurna por el ayuntamiento.

Su labor no se queda aquí y, al margen de reintroducir el calamón e impulsar la aprobación de una microrreserva de flora, también tienen en marcha un proyecto de reintroducción de tortugas autóctonas más de 10 años.

Integrantes de Agró de incluso más de 70 años también están pendientes del estado del cercano saladar y de las dunas de la playa, dos lugares que se preocupan por cuidar junto grupo de voluntariado ambiental del consistorio, la Colla Verda, que hace años animaron a crear. «Hacemos desde plantaciones de especies endémicas a tareas de limpieza», resumía Enric Amer, no sin olvidar e intenso trabajo a mano que han cometido muchas veces, vía azada, para desentaponar la salida del agua por la gola de Quartell pues la cantidad de arena que se acumula y la falta de turbina inundan campos, caminos y tierras de marjal.

A esto se le suman la ardua labor de anillamiento de aves gestionado por el Grup Au de Onda y ornitólogos de Agró para así hacer censos de las especies. Todo un trabajo comprometido con la naturaleza y el futuro, más allá de una mera pasión.

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