Con la próxima entrada en la fase 2 de la desescalada, los municipios de El Camp de Morvedre recuperan poco a poco la normalidad y la vida en sus calles. Es el caso de los pequeños pueblos de la comarca que se sitúan alrededor del Palància o en las faldas de la Sierra Calderona.

Petrés con sus 997 habitantes es uno de esas pequeñas localidades que vuelve a sentir el pulso de sus gentes y sus pequeños comercios. Una tienda, una farmacia y dos hornos abastecen las necesidades básicas de esta población que está a poco menos de 2 kilómetros de Sagunt.

Desde que se decretó el estado de alarma por la pandemia, el municipio ha seguido a rajatabla las recomendaciones de Sanidad. Así se expresa el alcalde, Pere Peiró, quien en conversación con Levante-EMV destaca la responsabilidad de todos los vecinos con el cumplimiento de horarios y de todas las indicaciones que durante estos 60 días se ha realizado a la población. "Esto nos ha permitido ser un pueblo ejemplar por el comportamiento de todos, porque esto es muy serio y la prudencia debe primar sobre cualquier otra consideración. Desde el primer día implementamos tareas de limpieza y desinfección de aceras y calles y extremamos el cuidado y la atención de nuestros mayores. En todo momento el mensaje ha sido de serenidad por parte de los vecinos y de responsabilidad del ayuntamiento que ha tratado de atender todas las necesidades del pueblo".

El máximo mandatario de Petrés también valora positivamente el esfuerzo de instituciones como la Diputación de València que ha inyectado una importante suma de dinero a los municipios de El Camp de Morvedre a través del Fondo de Cooperación para hacer frente a las consecuencias de la pandemia. "En el caso de Petrés han sido 72.497 euros, una cantidad importante para un pueblo con casi 1.000 habitantes, a la que se añade el reparto de mascarillas del organismo provincial".

La única botica del municipio, Farmacia de Petrés, cuya titular es Eva Maria Valero Martin, atiende ya con normalidad a los vecinos después de los difíciles primeros días. Maruja Corresa, auxiliar de farmacia que contesta a la llamada telefónica de Levante-EMV, señala que "las primeras semanas fueron muy complicadas, tuvimos que llevar las medicinas de crónicos a sus domicilios, no dábamos abasto, por suerte contamos con la colaboración del ayuntamiento, ahora todo vuelve a su cauce".

El Forn de d'Alt con más de 100 de años de historia y numerosos premios es otro punto neurálgico de Petrés. Con la pandemia, el horno sólo abre por las mañanas de 7 a 14 horas y, según relata Rosa Amparo, ha habido tiempo para todo. "Los primeros días al cerrar los bares, venia más gente a comprar pan para el almuerzo y ahora ya todo recupera la normalidad".

Para Ana, del horno Maidormin, una tahona con muchos años amasando panes, "se agradece la vuelta a la normalidad, los primeros momentos fueron de preocupación, pero todo ha funcionado bien".

Petrés se caracteriza también por su carácter residencial que poco a poco y a medida que avanzamos de fase recupera su tono vital como así reconoce el alcalde. "Todos esperamos que a finales de junio esto haya pasado" concluye Pere Peiró quien reitera una vez más el comportamiento y la responsabilidad de todo el pueblo de Petrés durante los últimos meses.