El Ayuntamiento de Sagunt afronta el cuarto intento de acabar el pabellón polideportivo que se ideó en 2009 como la inversión más importante del conocido como Plan Confianza o Plan Camps, que el gobierno valenciano impulsó para reactivar la economía en tiempos de crisis.

Después de que la primera tentativa permitiera elevar la estructura con una inversión ejecutada de cerca de 1,3 millones de euros, la obra lleva paralizada 8 años, a los que el consistorio espera poner fin en los próximos meses con el nuevo pliego de condiciones que aprueba mañana en la junta de gobierno.

La principal novedad de esta licitación se centra en el presupuesto, que asciende a los 4 millones de euros, por los 3,2 que apenas recogía la primera convocatoria. Como han admitido fuentes del anterior y del actual gobierno local, «desde el principio era vox populi que faltaban 2 millones y ahora ya estamos en los 1,8», que llegan íntegramente de las arcas municipales.

La última inyección asciende a 750.000 euros y está garantizada después de que el ayuntamiento diera luz verde a un expediente para aprovechar en esta y otras obras los remanentes de préstamos contratados entre 2016 y 2019. Ya en otras dos ocasiones, el Ayuntamiento de Sagunt se vio en la obligación de engordar el contrato en 363.000 y 700.000 euros para llevar adelante un proyecto que, en sus tres licitaciones anteriores, atrajo a un total de nueve constructoras.

Impagos y deterioro

Entre los obstáculos que esta inversión se ha encontrado durante los últimos años destacan los meses de impagos por parte de la Generalitat, que motivaron la paralización de las obras, la renuncia de un adjudicatario días después de firmar el contrato o las dudas de una empresa sobre el estado de la estructura del pabellón tras años de abandono.

Después de garantizar, mediante un informe técnico, que el deterioro se limitaba a la maleza, el desconchado de algunos elementos y los grafitis, otro nubarrón en el horizonte de este proyecto es el plazo máximo fijado por la Generalitat Valenciana para acabar las obras del Plan Confianza, que, tras sucesivas prórrogas, está fijado para el 31 de diciembre del próximo año. «Es apurado, pero se podría acabar a tiempo», apuntan fuentes municipales.