Adif ha adjudicado el contrato para la redacción de los proyectos de ampliación de gálibos o dimensiones en los túneles y pasos superiores de la línea Zaragoza-Teruel-Sagunt.

Este proyecto contempla el estudio de las soluciones técnicas para la ampliación de gálibos, con el objetivo de adecuar estas estructuras a la futura electrificación de la línea. Avanza así el desarrollo de su plan director como eje estratégico del Corredor Cantábrico-Mediterráneo.

El contrato se ha adjudicado a la unión temporal de empresas (UTE) formada por Ayesa Ingeniería y Arquitectura y Geoconsult España Ingenieros Consultores por 1.215.276 euros (IVA incluido) y un plazo de ejecución de un año y medio, informa Adif en un comunicado.

Entre las actuaciones destaca la electrificación de la línea a 25 kV, para lo que es necesario adecuar los gálibos y dimensiones de túneles y otras estructuras, fundamentalmente pasos superiores del trazado.

Dentro de los estudios figura una campaña geotécnica de campo para el desarrollo del proyecto de construcción y trabajos topográficos para estimar la idoneidad de las soluciones técnicas, analizando todos los túneles y pasos superiores para determinar las necesidades de los nuevos gálibos.

A partir de los análisis e inspecciones exhaustivas se definirán las actuaciones de construcción necesarias, detallando las medidas correctoras para dar cumplimiento a la Declaración de Impacto Ambiental (DIA). También se estudiará el trazado de la vía en su posición definitiva y las posibles afecciones a otras estructuras.

Otros trabajos incluidos son el apoyo en la elaboración de documentación y su tramitación, las expropiaciones necesarias, la afección a servidumbres, la coordinación con otros organismos públicos y privados, el desarrollo de propuestas de integración en zonas que discurran por entornos urbanos y la realización de los informes previos de autorización de puesta en servicio a la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria.

PLAN HASTA 2023

El plan director de la línea, con un horizonte temporal de ejecución hasta 2022-2023, representa una inversión global estimada de 386,6 millones y pretende mejorar "de forma significativa" el estado de la infraestructura para seguir potenciando este tramo del Corredor Cantábrico-Mediterráneo, especialmente para el tráfico de mercancías.

La intención es permitir la circulación de trenes de 750 metros, facilitando las conexiones ferroportuarias y con centros logísticos en este eje que discurre por territorios que representan el 21% del PIB del Estado.

Una vez completado todo el plan, la línea dispondrá de una mayor capacidad de tráficos, reducirá "de forma sustancial" los tiempos de viaje tanto para viajeros como para mercancías, mejorará la competitividad de los servicios de carga, incrementará la velocidad máxima de circulación, aumentará la eficiencia en el transporte, podrá incorporar trenes eléctricos reduciendo las emisiones, ofrecerá mejores parámetros de seguridad, fiabilidad y confort, reducirá la probabilidad de incidencias y se convertirá en "plenamente interoperable" con los corredores Atlántico y Mediterráneo.