Por ello, se preguntaban qué hubiera pasado «si esas rocas, en vez de impactar en el pie de un vecino (aún de baja laboral) que iba con su hijo pequeño, impactan en la cabeza o en el pecho... O si salen proyectadas hacia el otro lado e impactan sobre vehículos a gran velocidad en la autopista A-7», decían en una carta abierta dirigida al alcalde, Darío Moreno, « (y a quien corresponda)» tres días después de lo ocurrido.
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