Los diversos casos torràs nocturnas que acaban degenerando en fogatas olvidadas sin control en el área recreativa de Sant Esperit (Gilet) mantienen en vilo a buena parte de los vecinos de la zona.
Estos residentes ya se han visto obligados a tener que apagar las hogueras que visitantes del parque habían dejado encendidas en más de una ocasión.
Esta situación les ha llevado a realizar «guardias» para evitar que el fuego derive en un incendio forestal, pues aún recuerdan bien el que afectó a la localidad en febrero de 2014. «Tenemos miedo. Hemos visto el fuego de cerca. Todavía tenemos en nuestra mente el incendio. Yo en particular, aún recuerdo el sonido de las llamas», explicaba la presidenta de la urbanización de La Vidriera, Isabel Gómez.
La última intervención de los vecinos tuvo lugar la semana pasada, el 1 de agosto, cuando con cubos tuvieron que sofocar los restos de una hoguera que un grupo de visitantes habían realizado «bajo un pino, al lado de los paelleros de la zona recreativa, en la devesa», contaba a Levante-EMV una de las testigos del fuego. «Yo personalmente les alerté del peligro que corríamos todos y me despacharon de allí», añadía. «Nosotros, por no generar más problemas y evitar un enfrentamiento, esperamos a que se fueran para actuar».
Ante lo ocurrido, los vecinos llamaron al 112, a la Policía Local e incluso al 062. Sin embargo, según explican, «nadie nos cogió el teléfono, por lo que decidimos actuar por nuestra cuenta y apagamos con pozales de agua los restos de la torrà, después de que se marcharan», afirmaban; una intervención que se producía pasada la una de la madrugada.
Como ha podido conocer este periódico, ese día se había decretado la alerta 3 por riesgos de incendio y los paelleros estaban precintados, lo que no impidió que esos visitantes realizara su torrà en una zona próxima.
Ésta no es la primera vez que sucede algo parecido ya que, a finales de julio, los vecinos también alertaron al 112 de otra hoguera. Esta vez el sitio escogido fue el antiguo paellero que está próximo al monasterio. En este caso, «las llamas eran enormes, no sé que podría haber pasado si no actúan los cuerpos de seguridad, cualquier chispa hubiera generado un desastre», lamentaban. A ésta se suma una tercera hoguera, el pasado 13 de julio. Respecto a la misma también se escogieron los paelleros para hacerla, pero «se marcharon y se dejaron el fuego encendido».
Según los vecinos, estas acciones ya se han puesto en conocimiento del ayuntamiento, desde donde se ha contestado que no tienen competencia en la materia al ser un parque gestionado por la conselleria, aseguraban.
Dormir tranquilos
Ante lo ocurrido, este colectivo de residentes solicita «más vigilancia en la zona» , además de una mayor inversión en la prevención de incendios. «La Vidriera es un polvorín hoy. En pleno confinamiento, vinieron a cortar los pinos muertos y dejaron algunos restos de poda por ahí sin recoger».
Ante el miedo a que estas hogueras deriven en un incendio, los vecinos han decidido convertir lo que sería un paseo nocturno en una vigilancia «para poder dormir tranquilos», dicen. Por otro lado, dicen que «nadie ha venido a desinfectar la zona recreativa».
