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Otra 'herida' en la entrada sur de Sagunt

El saqueo de una nave abandonada deja irreconocible un viejo concesionario y afea el acceso a la ciudad para quienes llegan desde València o Teruel

Aspecto actual del viejo concesionario Renault, reducido a escombros, que afea el acceso sur a Sagunt.

El saqueo de naves abandonadas en busca de cualquier material de valor que luego pueda revenderse ha dejado completamente irreconocibles las antiguas instalaciones de un antiguo concesionario de coches ubicado en la entrada sur a la ciudad de Sagunt.

Se trata de un edificio que está cerca del casco urbano, y casi enfrente de otro desmantelado hace años, el Taller del Alemánl Taller del Alemán. Aunque menos visible que este último, la vieja Renault está también en la carretera que da entrada a la ciudad desde València y Teruel, lo que «da una terrible imagen de abandono nada más aproximarse a la ciudad», como lamentaban algunos vecinos a Levante-EMV.

De lo que antaño fue un amplio y señero concesionario apenas queda el esqueleto, pues el resto está destrozado o ha desaparecido. Sólo hay escombros, tuberías y uralitas rotas, desechos y cristales hechos añicos. Ni puertas, ni ventanas, ni mucho menos rastro de la instalación eléctrica o de carpintería metálica que dejaba la fachada principal acristalada. Todo ha sido pasto de un saqueo que, según fuentes policiales, se remonta ya cerca de un año medio.

El lugar se asemeja así cada vez más a dos naves situadas en esa misma carretera, algo más lejos de la ciudad, que ya fue totalmente desvalijadas en 2013 poco después de que cerrara su actividad.

Como en este caso, los delincuentes fueron avanzando poco a poco para impotencia y rabia de sus impulsores, unos vecinos de Sagunt que se enteraron del primer robo en sus oficinas a través de este diario y, después, fueron viendo cómo les iban arrebatando todo hasta no dejar absolutamente nada en pie: Su antiguo taller de camiones acabó reducido a escombros, sin techo, paredes ni pilares de hierro y luego el edificio contiguo sufrió la misma suerte pues, aunque hubo detenciones, aquello acabó en nada porque el banco que se había quedado con todo no presentó denuncia.

Idéntico duro golpe sufrieron los propietarios de la antigua panificadora de Sagunt, situada también en las afueras del caso antiguo, aunque en su zona oeste, e incluso la sede de la antigua Petrolev, situada en el polígono industrial Sepes.

La falta de denuncia ante la Policía Nacional o la Guardia Civil es unos de los problemas que suelen encontrarse las autoridades cuando una nave sin actividad es saqueada, como admitían desde la comisaría de Sagunt.

Como a menudo estos edificios acaban en manos de entidades bancarias, los ladrones aprovechan que sus acciones pasan desapercibidas por parte de los dueños y acaban desvalijando a sus anchas. Esto ya se vio en Sagunt en 2013, cuando la Guardia Civil sorprendió a cuatro hombres españoles in fraganti y perfectamente equipados con un grupo electrógeno, una radial y un soldador. Todo, por ganarse algo con la chatarra, dejando enormes pérdidas económicas, indignación, heridas abiertas y un hondo rastro de desolación.

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