Por mucho que lo intento, no logro entender - ¿será porque es inexplicable? - el larguísimo letargo en el que se encuentran todos los asuntos pendientes, que tienen paralizada cualquier medida encaminada a solucionar las deficiencias de todo tipo, urbanísticas también, en los alrededores de nuestra joya más preciada: la playa.

De todo este despropósito se lleva la palma el “malecón”, puesto que en la actualidad es el espacio más valioso que disponemos para mejorar la maltrecha primera línea del pueblo. Y por eso mismo me voy a centrar en él.

¿Cómo es posible que tras décadas de litigios ni siquiera se tenga clara su titularidad? A las distintas administraciones no les faltan excusas para no desbloquear esta situación. Todas, sin excepción, se pasan la pelota unas a otras y, mientras tanto, tenemos al malecón convertido en escombrera, vertedero, aparcamiento… Ya está bien. No nos sirven las excusas. Si el malecón no es de nadie, es porque es de todos. No aceptamos ninguna otra consideración.

Nos sobran las razones para reivindicar una actuación urgente en el malecón. Se trata del único terreno virgen en los alrededores de la playa. Su transformación para uso habitacional, hotelero o como aparcamiento sería, como mínimo, una irresponsabilidad. Incluso podríamos sumar una nueva agresión impune al medio ambiente, a nuestro litoral, a nuestro pueblo. Por eso sólo cabe una opción: el malecón ha de ser público y verde. Público porque nos lo merecemos, y verde porque la emergencia ecológica nos obliga a renaturalizar nuestro Planeta.

Objetivos de desarrollo

El punto número 11 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en los que se apoya la Estrategia Valenciana de Cambio Climático y Energía 2030, es «Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles». Bien, pues hagamos algo en ese sentido con el descampado de escombros que es nuestro malecón. Convirtámoslo en un espacio inclusivo, seguro, resiliente y sostenible.

Se trata de ponernos al día después de décadas de retraso. Fue en 2009 cuando se propuso el único proyecto que ha habido sobre renaturalización de toda la primera línea (proyecto al que se opusieron SP y PP), desde entonces hemos sido testigos de varios litigios que no nos han llevado a ninguna parte.

No hay nada que inventar. Multitud de ciudades en España y en el resto del mundo, por fin, se esfuerzan en priorizar el espacio para los ciudadanos. Menos cemento y menos coches. A corto, medio y largo plazo ya se ha comprobado que es una fórmula de éxito urbano seguro. ¿Por qué aquí no tiene que ser así? ¿Acaso somos diferentes al resto del Planeta?

Lo tenemos muy difícil, claro está, hace falta una resolución definitiva, un proyecto que habría que convocar, aprobar, ejecutar… Visto lo visto, si llevamos cuarenta años esperando, nadie puede garantizar que no haya que esperar otros tantos, o más, para que se pueda hacer algo definitivo. Por eso hay que decir «¡Basta ya!» y poner en marcha el ‘mientras tanto’. Una vez más desde la sociedad civil, como cuando «la charca», como cuando «el hospital» como cuando «la gerencia» y como cuando tantas otras cosas que tanto nos han costado conseguir. Vamos a tomar las riendas para rescatar al malecón del olvido al que lo han condenado sus responsables, por su acción de bloqueo o por su desidia.

Queremos un espacio digno, disfrutable y sostenible, y eso sólo puede ser si es público y verde.

Por todo ello, hacemos un llamamiento a todas las organizaciones civiles de nuestro pueblo y a la ciudadanía en general para que se impliquen en cualquier acción que pueda incidir sobre su mejora. No miremos más hacia otro lado y demostrémonos que somos capaces de ejercer la presión precisa a quien corresponda y con los medios de que dispongamos, para que se solucionen definitivamente todos los problemas que pueda haber. Y, mientras tanto, valoricemos un espacio que vergonzosamente se ha abandonado hasta el extremo que todos conocemos.