Necesidades especiales transformadas en aportaciones esenciales. Éste es el valor de la inclusión y la ejecución del ideal de igualdad que sustenta la educación en las aulas. Un ejemplo paradigmático es el Aula Oberta del IES María Moliner del Port de Sagunt. El alumnado diagnosticado con trastorno del espectro autista y diversidad funcional cognitiva vive una experiencia en este instituto, que cree en la inclusión y ha consolidado un programa en el que se siguen los itinerarios formativos en función de capacidades y posibilidades propias, con el objetivo final de forjar sus competencias para el mundo real.
El Aula Oberta acoge a ocho jóvenes dispuestos a aportar, personas capaces de dinamizar espacios y generar expectativas de futuro entre sus iguales. Por ello, entre las múltiples metodologías del aula se potencia el aprendizaje servicio. «Consolidamos los aprendizajes mientras prestamos un servicio a la comunidad con el objeto de mejorar nuestro entorno. El alumnado protagoniza mejoras, se siente útil y aporta a la sociedad, además de reforzar sus competencias», afirman María Martí y Laura Hernández, tutoras del Aula Oberta.
Recientemente, los jóvenes han impulsado la recogida de 1.500 kilos de comida para el Centre d’Aliments de Sagunt. Los estudiantes pasaron por los supermercados, además de animar a sus compañeros a implicarse.
Si bien hasta ahora la tendencia pasaba por ofrecer una educación específica para el alumnado con necesidades especiales en centros también específicos, ahora la mirada se diversifica y los centros educativos caminan hacia otra dimensión. En el María Moliner, el avance está consolidado y ahora el Aula Oberta mejora también en clave de calidad, ya que el aprendizaje servicio favorece no solo el desarrollo competencial de su alumnado, sino y sobretodo su inclusión en la comunidad de la que se sienten parte. «Una clave está en el cambio del paradigma. El colectivo de personas con diversidad funcional, históricamente, ha sido receptor de ayuda y ahora son ellos los que prestan servicio», añade la tutora.
La labor de esta unidad revierte en el municipio, pero, además, en su propio desarrollo personal. Los jóvenes crecen en habilidades personales y estrategias comunicativas, además de trabajar la tolerancia, la frustración y el autoconcepto. «Observamos que el alumnado del Aula Oberta y el resto de la comunidad educativa del María Moliner crecen en solidaridad, empatía, implicación y cooperación».
Sofia, Xiomara, Fran, Andrei, Héctor, Ángel, Pere y Marcos se dirigieron a sus compañeros, familiares y amigos a través de un vídeo en el que llamaron a la ciudadanía a cooperar ante la complejidad de la situación que ha agravado la pandemia. Una acción comunicativa sumamente interesante en la que el alumnado forja la empatía y desarrolla el estímulo de implicación en la construcción de un mundo mejor.
Modelo «muy recomendable»
El equipo docente del Aula Oberta valora de forma muy positiva la acción basada en el aprendizaje servicio. Con ello se impulsa la visibilidad de estos jóvenes y se forjan los puentes necesarios de la inclusión. «Pretendemos vivir la diversidad como un valor esencial. El alumnado con diversidad funcional vive su aprendizaje junto al resto y esperamos consolidar este modelo como uno de los paradigmáticos del futuro. El equipo directivo del María Moliner creyó desde el principio en el proyecto y desde el Aula Oberta queremos agradecer este compromiso y animar al resto de centros de Primaria y Secundaria a apostar por modelos de educación plenos», concluyen las docentes.
