Sagunt verá reforzados sus efectivos policiales para blindar los accesos al municipio los fines de semana y festivos hasta el 15 de febrero, tal y como ha decidido el Consell como medida para combatir la pandemia en las ciudades de más de 50.000 habitantes.

El ayuntamiento ya trabaja en diseñar cómo se llevará a cabo esa medida, a falta de una próxima junta de seguridad que concretará todos los detalles .

No obstante, la resignación y la preocupación eran la tónica predominante ayer al valorar la medida. Tanto el alcalde, Darío Moreno, como diferentes representantes de empresarios, comercio y la hostelería se manifestaban en esta línea, conscientes de que la población vive un récord de contagios recientes, con 720 positivos confirmados por PCR en los últimos 14 días y 51 fallecidos desde el inicio del recuento, según los últimos datos publicados por la Conselleria de Sanitat en su página web.

«Este cierre perimetral en fin de semana deja claro que estamos en un momento de gravedad, ya que ellos tienen más datos que nosotros para tomar las decisiones», decía el presidente de la corporación, además de hacer un llamamiento a la responsabilidad individual «pues de lo contrario, todo será insuficiente» y ver «evidente» que «son las medidas más contundentes que se podían tomar porque las adoptadas hasta ahora no han surtido efecto».

La presidenta de la asociación de empresarios Asecam, Cristina Plumed, aseguraba entender que «se tomen medidas para intentar paliar la situación actual» aunque añadía: «los empresarios no entendemos de medidas ... pero quizás deberíamos haber tomado otro tipo de medidas antes de llegar a este momento, medidas que no lleven a los sectores más perjudicados de esta crisis a la complicada situación económica que están sufriendo en la actualidad», opinaba además de creer que el cierre perimetral «afectará aún más» a sectores como el comercio y la hostelería que aún abre con comidas para llevar.

Menos clientes

Entre los comerciantes, daban por seguro que el cierre perimetral afectará a sus intereses «pues impedirá la llegada de personas de la comarca a hacer sus compras aquí», decía José Luis Doblaré, el presidente de la asociación. Aún así, lo asumía. «Si eso vale para que podamos volver más pronto a la normalidad y poder abrir como siempre, que es lo que queremos todos, incluidos los bares y restaurantes, pues bueno. En marzo estuvimos encerrados y luego se mejoró pudimos aprovechar el verano. A ver si ahora pasa lo mismo pero sin llegar a eso», añadía.

En la hostelería, con la mayoría de locales cerrados por completo y un bajo porcentaje de establecimientos que han podido lanzarse a ofrecer comidas para llevar, se tiene claro que la situación sanitaria es preocupante y que el alcance de las nuevas medidas «dependerá siempre de lo que duren, porque si se prolongan mucho, nuestra situación económica se complicará aún más», decía Jesús Soriano, desde la asociación de empresarios turísticos Adetursa.

Tampoco faltaba quien veía con pesimismo el cierre perimetral en fines de semana y festivos, pues esto eliminará la posibilidad de vender menús para llevar a quienes acuden a sus segundas residencia en las zonas de playa o montaña.

Por todo ello, el alcalde decía esperar que «seamos lo más estrictos posibles en seguir las normas y esto no se deba prolongar más de lo estipulado».