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Mayor cuesta de enero citrícola

El cierre de la hostelería complica la salida de la fruta de menor calibre tras una campaña de clementina peor de lo iniciado

Unas trabajadoras, en un almacén de Quartell. | DANIEL TORTAJADA

El cierre de la hostelería junto a las restricciones registradas en hoteles y establecimientos turísticos está suponiendo un verdadero problema para la naranja de menor calibre destinada al zumo. «Estamos constatando una situación bastante compleja en la naranja reservada para bares y restaurantes. Las restricciones generadas por la pandemia afectan también a los cítricos», según comentaba José Antonio Gómez desde el almacén de Tamasa.

Desde esta firma se constata una situación compleja de la campaña de clementinas tanto de las de primera temporada como las de segunda con precios sumamente elevados en el campo.

Respecto a la naranja, Gómez lamenta la compleja situación a que se les aboca con la que no llega al tamaño óptimo. «Para el comerciante es un verdadero problema no acertar con el calibre, si comprometes un precio y el calibre no te permite salir en el mercado; el resultado puede ser desastroso. Este año no tenemos alternativas para la fruta de calibre inferior» añadía.

Tras la irregularidad experimentada por la primera campaña de clementina y las complicaciones que presenta un año perfilado por unas Navidades en pandemia, la buena noticia es que la intensidad del frío de la primera quincena de enero ha favorecido a los productores del Camp de Morvedre. «No se constatan consecuencias graves en cuanto a fruta helada u otras afecciones del temporal. Hemos sido privilegiados en este sentido y el tiempo nos ha respetado», afirmaban desde AVA.

Aún así, lo cierto es que el Camp de Morvedre registró un inicio de campaña de compras cerradas en agosto a precios considerables para las clementinas y el resultado final no resultó ser tan positivo. «Ha sido complejo en determinados momentos, la fruta no tenía calibre y el mes de diciembre resultó ser sumamente complejo en los mercados; las condiciones meteorológicas de diciembre tampoco apoyaron la comercialización ya que el calor que vivimos no favoreció la conservación de las condiciones óptimas de la fruta» añadía desde Frutafro Ángel Arribas.

Medidas anticovid

La campaña 2020-21 en el campo y los almacenes de naranja también está siendo mediatizada también por el virus Covid-19. Tanto las rutinas en los puestos de trabajo como la organización y desarrollo del ritmo en las cuadrillas que recogen la fruta se han visto alterados. «Hemos trabajado mucho en clave de seguridad e higiene laboral; se han integrado las pantallas de protección para las manipuladoras, además de extremar la higiene de manos y gestionar al 100% los turnos para evitar contacto social. Ni en almacén ni en el campo hemos tenido ningún problema; casos puntuales de contagios o confinamientos preventivos, pero ni el ritmo de trabajo ni la organización se ha visto afectado», apuntaba Rafa Gaspar.

«La organización incluso de las trabajadoras a la hora de acceder al comedor tan solo a tomar un café, las exigencias máximas de higiene, el control de temperatura y el cuidado extremo de las condiciones de las manipuladoras, nos ha permitido trabajar con rigor y eficiencia», añadía Angel Arribas. «En el campo no hemos registrado ningún tipo de complicación como consecuencia del virus; en el almacén se han extremado las medidas de seguridad y por el momento hemos registrado tres casos positivos. No obstante el trabajo ha salido, con mayor dedicación, redistribución de horas y turnos hemos logrado mantener el ritmo de producción», añadía J.A Gómez.

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