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La tradición capea el coronavirus

La Semana Santa saguntina, con más de 5 siglos de historia, es vivida por cientos de fieles en actos adaptados a la pandemia

La ermita iluminada con la Vera Creu. M.V.A.

Los más de 500 años de tradición han permitido que la Semana Santa saguntina haya acabado capeando la crisis del coronavirus con actos o gestos adaptados a la pandemia que han permitido vivir esta Fiesta de Interés Nacional con distancia social y mascarillas, pero de forma compartida.

Cientos de personas aprovecharon en Jueves Santo para acercarse, de forma escalonada, hasta la ermita y ver el monumento instalado por primera vez en su exterior con la Vera Creu, el Lignum Crucis y la réplica del Santo Cáliz. Varios cirios iluminaban la zona de paso, con todo el interior bien iluminado y la imagen de La Soledad ante el altar, mientras la música de tambores y cornetas resonaba en toda la plaza gracias a una grabación emitida a través de unos altavoces cedidos por el consistorio para la ocasión.

«Ha sido muy emotivo que hayan hecho al menos este acto simbólico», decía Vicen, una vecina que se acercó hasta allí con su marido. «Hemos tenido que guardar turno mucho rato, pero ha valido la pena», comentaba otra mujer ante esta iniciativa que aún cobró mayor intimidad y simbolismo al caer la noche, con la nueva iluminación exterior del templo. «Es precioso y la emisión de música alusiva a la fiesta por los altavoces de la plaza durante estos días también ha sido un acierto», comentaba un residente en la zona.

Para garantizar que no hubiera aglomeraciones en la plaza, varias patrullas de la Policía Local controlaban los accesos e iban abriendo el paso según la gente salía. La concejala del área, Natalia Antonino, estuvo pendiente de esto desde antes de empezar y también se acercaron luego tanto el alcalde, Darío Moreno, como otros ediles como Pepe Gil y José Manuel Tarazona.

El hecho de que en las iglesias también se instalarán los tradicionales «Monumentos», con más ventilación que nunca, hizo que muchos fieles siguieran haciendo un recorrido por los templos y no faltaron mayoralías de La Sang que hicieron juntas el recorrido, procurando tener presente que por la calle debían ir en grupos de cuatro personas como máximo.

«Esto nos permite vivir la fiesta de alguna manera; no como el año pasado que estábamos encerrados», comentaba un joven que, como el resto de cofrades, sigue pendiente de que la junta general de La Sang pueda reunirse y aborde la decisión más esperada en este último año: Si la mayoralía de 2020, que se quedó sin vivir «la Fiesta», puede organizar la próxima o debe negociar un cambio de año con otra que ya lo tenga reservado.

También ayer muchos cofrades de La Sang vivieron con intensidad el Viernes Santo gracias a los actos celebrados en la iglesia de Santa María. Ya a las 7:30 horas hubo un Via Crucis por el interior del templo donde Andrés Meliá, «Collet» y su nieto Rubén Meliá volvieron a dar vida al sonido más característico de la Semana Santa saguntina, mientras un integrante de la banda de cornetas y tambores Morvedre hacía los redobles.

A medio día, fue el turno de unos Oficios presididos por la Vera Creu, al igual que el sermón vespertino, tras el cual los fieles pudieron volver a rezar junto a ella. «Ha sido todo distinto, pero también muy emotivo. Ojalá pase a la historia como algo excepcional», comentaba Ismael, otro vecino. Este último deseo de que todo vuelva a la normalidad era estos días el más compartido en Sagunt. Tanto de quien vivía la celebración en casa, acudió a los actos o fue al Calvario iluminado la noche del Jueves al Viernes; todo un gesto para dar luz a esa Semana Santa saguntina con siglos de historia y cargada de matices.

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